Opinión

Marsé y Jennifer López

La actriz y cantante Jennifer López

El escritor Juan Marsé nació en Barcelona en 1933 y falleció en aquella ciudad el 18 de julio de 2020. Fue un escritor prolífico, con una amplia obra novelística: Encerrados con un solo juguete (1960, Seix Barral); Esta cara de la luna (1962, Seix Barral); Últimas tardes con Teresa (1966, Seix Barral), Premio Biblioteca Breve; La oscura historia de la prima Montse (1970, Seix Barral); Si te dicen que caí (1973, Novaro), Premio México de Novela; La muchacha de las bragas de oro (1978, Planeta), Premio Planeta; Un día volveré (1982, Plaza & Janés); Ronda del Guinardó (1984, Plaza & Janés), Premio Ciudad de Barcelona; El amante bilingüe (1990, Planeta), Premio Ateneo de Sevilla; El embrujo de Shanghai (1993, Plaza & Janés); Rabos de lagartija (2000, Plaza & Janés), Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa; Canciones de amor en Lolita's Club (2005, Lumen); Caligrafía de los sueños (2011, Lumen); Noticias felices en aviones de papel (2014, Lumen); Esa puta tan distinguida (2016, Lumen).

A juicio del historiador Jordi Canal, Marsé ha sido el narrador español más importante del último medio siglo. Quien esto escribe no está tan seguro de esa primacía, pero he leído a Marsé con aplicación y gusto.

En marzo de 2021 llegó a las librerías su obra póstuma Notas para unas memorias que nunca escribiré (2021, Lumen). El libro, como diario que es, tiene un innegable interés humano, pero también literario. Marsé se suelta el pelo:

"Y termino este sonso diario convencido más que nunca de la persistencia de mi desidia, mi absoluta desgana en bucear dentro de mí mismo. Queda bien demostrado que no hay asunto que me aburra tanto como hablar de mí mismo".

Es también la narración de su vida cotidiana y de sus viajes y añora a Jaime Gil de Biedma, el poeta que fuera su gran amigo. Pero no escatima pullas a algunos nombres de las letras catalanas, en particular a Baltasar Porcel, "chorizo", su auténtica bestia negra.

En cuanto a la política, se siente –y con mucha razón- perseguido por el nacionalismo por el mero hecho de escribir en español, pero su desprecio por los políticos va más allá:

"Empieza la precampaña electoral y el asco por la política y los políticos de este país ya me ha colmado".

Eso escribió el 12 de enero de 2004 (las elecciones fueron el 14 de marzo).

La narración de Marsé es también una narración desesperada. En el penúltimo día de 2007 escribió: "Me encuentro ya en la antesala del olvido" y casi diez años después (mayo de 2017): "Siento que como escritor estoy ya caducado, desconectado y descatalogado".

A algunos de sus pares literarios tampoco los aprecia demasiado. Por ejemplo, "Camilo José Cela = prosa campanuda. Francisco Umbral = prosa sonajero. Javier Marías = prosa pringada. Javier Cercas = prosa resabiada. Carlos Ruiz Zafón = prosa insolvente. Juan Manuel de Prada = prosa ensotanada. Marguerite Duras = prosa tricotosa".

Para concluir, escribe: "no soy nacionalista, no soy patriota, no soy catalanista ni españolista, no soy nada de eso. Sólo soy –para entendernos- un rendido admirador del trasero de Jennifer López".

En esto último, el magnífico culo de la López, no puedo estar más de acuerdo, aunque también la admiro como actriz y como cantante.

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