Opinión

Algo de lo que nunca habla pablo iglesias

La precariedad laboral se enquista entre los jóvenes

La Fundación de Estudios de Economía (FEDEA) acaba de publicar un estudio titulado La evolución del empleo y la renta juvenil que llega a conclusiones algo más que alarmantes. Por ejemplo, el salario mensual real, es decir, eliminado el efecto de los precios, era en 2019 para las edades 18-39 años menor que el de 1980, con caídas que van desde el 26% para aquellos con edades entre 30 y 34 años hasta el 50% para los de 18 a 20 años. Entre los principales factores a los que achaca esta situación el informe están "una reducción muy acusada de la duración de sus empleos y a un aumento del peso del empleo a tiempo parcial".

El porcentaje de días trabajados a tiempo completo ha caído entre un 22% y un 73% debido a las reducciones de jornada y al crecimiento de los contratos temporales. Y lo peor es que cuando las crisis (por ejemplo, la iniciada en 2008) se aminoran, las cosas no vuelven a recuperarse. En efecto y en términos del informe, quienes se incorporan al mercado de trabajo en los años posteriores a cada recesión lo hacen en condiciones similares o incluso peores que durante la recesión. Como resultado, hay "una caída tendencial" de la renta salarial en el primer año de entrada al mercado laboral, y también se producen patrones similares "hasta los 15 años de experiencia laboral".

Daniel Caballero lo ha descrito así:

"Un joven que haya comenzado a trabajar por ejemplo en el año 2019 lo habrá hecho con un contrato con peores condiciones que en 2006, antes de la crisis financiera, y pese a sumar ya varios años desde que se iniciara la recuperación económica en España".

La situación es, simplemente, lamentable. José Luis Bosch, especialistas de OBS Bussines School, asegura: "Es un tema que se ha convertido en estructural porque depende de la estructura de producción que tenemos actualmente. Estamos expuestos continuamente a los problemas del sector servicios, ha desaparecido buena parte del sector industrial, donde las expectativas están en la robotización, y se compite a nivel global con estructuras de países asiáticos".

En la década de los ochenta se liberalizó el contrato temporal y desde entonces se ha instalado en España la dualidad fijo-temporal que hasta hoy no ha sido corregida por ninguna reforma.

A todo este desastre se une una oferta educativa que no responde a lo que las empresas demandan y, con el progreso tecnológico, esa inadecuación ha ido creciendo. Para más inri, tenemos casi un millón de personas en Erte y no está nada claro si podrán volver a sus anteriores puestos de trabajo o engrosarán aún más las cifras del paro.

Para acabar de desmoralizarme, el periódico anuncia que tras la fusión de Bankia con La Caixa (que dejará en la calle a muchos miles de empleados y cerrará no pocas sucursales) Goirigolzarri (de Bankia) cobrará 1,5 millones de euros al año, casi el triple de lo que cobraba y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, se embolsará 2,26 millones de euros.

Mientras tanto -y duele decirlo-, parece que nuestros jóvenes sólo pueden aspirar a ser mileuristas.

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