
La tributación por habitante de Madrid en el IRPF destaca como la más alta de España, con un promedio de 3.280 euros, frente a los 2.439 de Cataluña. No hay contradicción entre ese dato y el hecho de que la capital cuenta con los tipos más bajos en el tramo autonómico de ese impuesto.
Madrid ha sabido atraer a un amplio número de contribuyentes de rentas altas, lo que provoca que su recaudación sea tan alta sin tener que renunciar a los bajos gravámenes. Y todas las autonomías se benefician de esta realidad. Nada hay más falso que los ataques a Madrid por crear un supuesto paraíso fiscal insolidario. Su alta recaudación permite a este territorio triplicar, con un total de 4.000 millones, la aportación catalana al Fondo común de Garantía de Servicios Públicos.