La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres no es solamente un derecho. Incidir en ello es también interesante por otras razones: la empresa puede beneficiarse aprovechando el talento profesional que tienen, contribuir a ilusionar a las más jóvenes a continuar su desarrollo profesional, o no dejar escapar la experiencia de las mujeres con una gran trayectoria, son algunas de ellas.
Hoy día las previsiones del Código de Buen Gobierno, la Ley Orgánica de Igualdad y el resto de recomendaciones y normas a nivel nacional y europeo inciden en la obligación y en la necesidad de avanzar en la diversidad de género en los consejos de administración y en los puestos directivos. Así, las empresas van paulatinamente incorporando o explicando en sus Memoria no Financiera la aplicación de políticas de género en su empresa a todos los niveles, ya sea por cumplir con la obligación que el ordenamiento le impone o porque verdaderamente entienden que un buen gobierno corporativo debe atender a la transparencia de sus procedimientos, priorizando la profesionalización del recurso humano y favoreciendo la diversidad de género. Precisamente este aspecto es tenido cada vez más en cuenta por accionistas, inversores y consumidores, lo que acentúa el interés que puedan tener las empresas en ello, ya que afecta directamente a la imagen que quieran dar, a la reputación que quieran mantener.
El cumplimiento normativo o Corporate Compliance, entendido como el conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptados por las organizaciones para identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan y establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos, se ha convertido en una parte esencial para las empresas y en un área muy necesaria para acertar en la toma de decisiones.
Estamos viendo que cada vez existe mayor número de mujeres trabajando como profesionales en este sector: quizás ello tenga que ver con la mirada global y diferente con la que muchas veces las mujeres se enfrentan y analizan los problemas, o con el hecho de haber puesto de manifiesto capacidades organizativas y ejecutivas singulares. En todo caso, cualidades que encajan perfectamente con los diversos aspectos que se han de contemplar en un sistema de corporate compliance.
Y es aquí donde surge una nueva oportunidad para la Igualdad, porque además de todas las medidas y recomendaciones aprobadas para avanzar en el derecho a la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres, que permitan su acceso a los puestos de Consejo de Administración de las empresas, la formación en Compliance sumada al talento profesional de las mujeres, puede contribuir a aportar su saber hacer al más alto nivel – el de los Consejos de Administración- pero también al desarrollo profesional a otros niveles, como son los puestos directivos y los mandos intermedios.
Esta conexión entre compliance e igualdad trata de contribuir a que exista esa igualdad real de oportunidades entre hombres y mujeres. Por ello, creo que es una opción más para que las empresas se fijen desde otro punto de vista-el Compliance-, en las mujeres trabajadoras, profesionales, talentosas que están ahí, con las mismas sanas intenciones de contribuir a que sus empresas avancen, evolucionen y mejoren, aportando su visión y aproximación a los desafíos, las decisiones y las estrategias con las que las empresas se encuentren.