Opinión

No hay tiempo que perder ante el cambio climático

Con reducir las emisiones no basta. Bill Gates reclama más esfuerzos ante el reto del cambio climático.

El mundo cambió mucho desde que empecé a estudiar el cambio climático. Ahora sabemos más y hay un mayor consenso sobre el problema, aunque para mucha gente aún es difícil aceptar que solo con reducir las emisiones contaminantes, en vez de procurar eliminarlas, no basta. También es difícil aceptar el grado de innovación necesario para hacerlas desaparecer: básicamente, se requiere reconvertir el sector energético, la mayor industria del mundo. En mi libro Cómo evitar un desastre climático explico los motivos que me convencieron y espero que tengan el mismo efecto en otros. Insto a los ecologistas a continuar con su llamamiento para eliminar las emisiones y para que logremos reducciones significativas en ellas que nos conduzcan a ese punto.

Sin duda, el libro no está dirigido específicamente a los escépticos sobre el cambio climático, pero espero que los convenza de que debemos invertir seriamente en las energías limpias. Los países que más impulsen la innovación en este campo contarán con una nueva generación de empresas revolucionarias, junto con todos los puestos de trabajo y la actividad económica que las acompañarán. Por eso es inteligente invertir en ello, incluso si uno no está convencido plenamente de que los humanos estamos causando cambios en el clima que tendrán consecuencias catastróficas si no les ponemos freno.

Los confinamientos vinculados a la reciente epidemia nos han mostrado que no basta simplemente con la reducción el tráfico aéreo o terrestre: necesitamos una innovación masiva para que la gente pueda volar, conducir sus coches y participar en la economía moderna de forma más sostenible. Este es un desafío aún mayor que el de la producción y distribución de las vacunas contra el Covid (la mayor campaña de salud pública en la historia).

Será necesaria una cooperación semejante a la que la amenaza sanitaria estimuló entre los Gobiernos en todos sus niveles y con el sector privado. Y así como todos tenemos que colaborar usando mascarillas y manteniendo la distancia de seguridad, también debemos hacerlo para reducir las emisiones. El ciudadano medio también puede promover hábitos que aceleren la transición para alcanzar el nivel cero de emisiones a través de la compra de productos con nulas o bajas emisiones de dióxido de carbono, como automóviles eléctricos o incluso hamburguesas elaboradas con vegetales. Así atraerán más competencia hacia esas innovaciones y, en última instancia, llevarán a que producir de forma ecológica resulte más barato.

He visto de primera mano la forma en que las inversiones en I+D pueden cambiar el mundo. Las investigaciones patrocinadas por el Gobierno de EEUU y las empresas de ese país hicieron posibles los chips e Internet, lo que dio lugar a una energía emprendedora sin precedentes para cimentar la industria de los ordenadores personales. Del mismo modo, el esfuerzo del Gobierno de EEUU para mapear el genoma humano produjo avances revolucionarios en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades mortales.

En el ámbito de la lucha contra el cambio climático, también he presenciado trabajos sorprendentes. Breakthrough Energy Ventures, el fondo privado que creé con varios socios, ha invertido en más de dos docenas de empresas que trabajan para producir cemento y acero, generar y almacenar grandes cantidades de electricidad limpia, criar animales y cultivar plantas, transportar personas y productos por todo el mundo, y calentar y refrigerar nuestros edificios con emisiones bajas o nulas de dióxido de carbono. Muchas de estas ideas no tendrán éxito, pero las que sí lo tengan podrían cambiar el mundo.

Con reducir las emisiones contaminantes no basta, es preciso que desaparezcan

Insisto en que debemos innovar tanto en las políticas como en la tecnología. Como menciono en el libro, la lucha contra la contaminación atmosférica ya ofrece un excelente ejemplo. La llamada Ley del Aire Limpio de EEUU fue muy eficaz para reducir la emisión de gases venenosos. Ahora tenemos que dedicar todos los esfuerzos a escala mundial, relacionados con las políticas y la tecnología, a la eliminación de esas emisiones. Mi equipo en Breakthrough Energy trabaja duramente para desarrollar y promover políticas audaces que nos permitan alcanzar las metas ecológicas en el mundo.

Estamos hablando de una reconversión de la totalidad del sistema energético mundial a una velocidad sin precedentes. Las inversiones del sector privado por sí solas no tendrán éxito a menos que contemos con condiciones de mercado que premien la innovación y permitan que las tecnologías limpias sean competitivas. Necesitamos que los Gobiernos creen ese entorno.

El reto es la rápida reconversión de la totalidad del sistema energético mundial

También por esto hablo de la innovación no solo en tecnología, sino también en la política y los mercados. Necesitamos que los políticos piensen de forma creativa acerca de la manera correcta de impulsar la innovación en energías limpias, fomentar la igualdad de oportunidades y acelerar la transición energética.

Un reto extremadamente importante lo plantea el hecho de que los países con ingresos bajos y medios demandarán más energía en las próximas décadas, a medida que salgan de la pobreza. Esos países solo usarán energías limpias si son tan baratas como los combustibles fósiles en la actualidad.

Los Gobiernos de los países desarrollados y sus empresas deben preguntarse qué pueden hacer para que la transición a las energías limpias resulte asequible para el mundo en su totalidad. La inversión en I+D y las demás políticas deben orientarse hacia esta meta. Muchas de las empresas en las que estoy invirtiendo trabajan en ideas que serían asequibles en los países con rentas reducidas.

Tenemos aún margen para evitar una catástrofe climática global. Como expongo al final del libro, soy razonablemente optimista porque he visto lo que la tecnología puede lograr... y lo que la gente puede lograr. Lo que necesitamos es dedicar la próxima década a establecer las políticas, tecnologías y estructuras de mercado correctas para que la mayor parte del mundo logre reducir las emisiones a cero para 2050. No hay tiempo que perder.

(Artículo basado en la entrevista de Bill Gates con la excomisaria europea Connie Hedegaard en febrero de 2021)

Project Syndicate

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