Opinión

2021, el año de los mercados emergentes

Buenas perspectivas para los mercados emergentes

Pronosticamos un fuerte crecimiento del PIB real en los mercados emergentes en 2021, liderado por Asia sin Japón (8,5%), seguido de emergentes de Europa, Medio Oriente y África (4,5%) y finalmente América Latina (3,6%). De hecho, tras una contracción del crecimiento en 2020 mucho menor que en las economías desarrolladas, los principales indicadores de actividad han repuntado en las economías emergentes por encima de los niveles anteriores a la pandemia, exceptuando el sector "servicios", que de todas formas tiene menor peso para estas economías. Además, los desequilibrios económicos en economías emergentes son generalmente limitados, más bien reducidos a Turquía y Sudáfrica. A ello se añade que, tras una década perdida de rentabilidad, la renta variable, bonos y divisas de mercados emergentes parecen muy baratos.

En concreto vemos cinco razones fundamentales por las que los mercados emergentes pueden comportarse especialmente bien en 2021: la superación de la segunda ola del coronavirus en Asia, el aumento del comercio internacional, la fortaleza de China, el aumento de los precios de las materias primas y la debilidad del dólar.

Efectivamente, el despliegue de vacunas debe apoyar a estas economías, salvo algún evento exógeno negativo, eficiencia inferior a lo esperada, escasa disponibilidad o falta de inmunidad masiva. En concreto Asia, a pesar de casos en Malasia e Indonesia, parece haber superado la segunda ola de Covid-19 y es el principal motor del crecimiento. El número de nuevos casos en la región es se ha reducido por debajo del 5 % del total global, frente a un máximo de 36 % el pasado Octubre, muy por debajo de lo que aún supone en Latino América y la región emergente de Europa, Medio Oriente y África. Además la producción industrial en las economías emergentes ha repuntado, mientras que en las desarrolladas sigue deprimida. Hay que tener en cuenta que las economías emergentes satisfacen la demanda de bienes de mercados desarrollados.

La debilidad del dólar y el alza de las materias primas favorece a estas economías

De hecho el crecimiento en las economías emergentes es dos veces más sensible a la mejora del comercio mundial que las economías desarrollados y esperamos una recuperación sincronizada global. Efectivamente. hasta Enero las exportaciones mundiales se han recuperado 2,1 % por encima del nivel de hace un año, con los mercados emergentes significativamente por delante de lo desarrollados y liderazgo asiático en tecnología, que puede ser estructural y de largo plazo.

Otro factor favorable clave es que los principales indicadores de actividad de China, que están por encima de los niveles pre pandémicos, impulsados por una fuerte demanda interna y externa. Recientemente ha destacado la inversión en producción industrial y activos fijos del sector manufacturero. Además el consumo en China ha cobrado impulso con la mejora de las condiciones del mercado de trabajo y el crédito sigue siendo expansivo. De manera que esperamos crecimiento del PIB real de China del 9,5 % en 2021, frente a 2,3 % de 2020. A ello se añade que el 14 Plan Quinquenal del presidente Xi muestra la ambición de que China alcance estatus de país de "altos ingresos" para 2025 y que duplique su PIB real per cápita para 2035.

El liderazgo asiático actual en tecnología puede ser estructural y de largo plazo

También tenemos que tener en cuenta el aumento de los precios de las materias primas, dada la dependencia de muchos países emergentes de tales exportaciones, especialmente Rusia, Sudáfrica, Indonesia, además de Latino América. Estos precios han llegado a aumentar recientemente hasta un 15 % interanual, en consonancia con la recuperación de la demanda mundial. El determinante clave de los precios de las materias primas, además del crecimiento del PIB mundial, es el tipo del cambio del dólar. Al respecto es probable un segundo paquete de estímulo fiscal en EEUU de aproximadamente de un billón de dólares este primer trimestre, que se suma a los 0,9 billones de 2020. De manera que el crecimiento del PIB real en EEUU en 2021 puede ser del 5,5 %, inferior al 6 % mundial, lo que favorece la debilidad del dólar. Además la Reserva Federal se ha comprometido a mantener sus tipos de interés bajos mucho tiempo. Así que es previsible que el dólar, se debilite tras años de fortaleza frente a las divisas de mercados emergentes. En concreto, los precios de las materias primas pueden aumentar un 2 % por cada 1 % de devaluación del dólar frente a las monedas de sus principales socios comerciales. Sobre todo, la debilidad del dólar es especialmente favorable para las economías emergentes con pasivos en la moneda estadounidense.

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