Opinión

¡Es la economía, estúpido!

A pesar de la crisis, el Gobierno sigue empeñado en subir impuestos

Recurro por segunda vez en esta legislatura a esta frase que fue eje de la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 que le llevó a la Presidencia. Pero lo hago esta vez no en referencia a las grandes cifras macro, sino para aludir a la economía real, a las cosas de comer que diría el castizo, o de la luz para ir acorde con los tiempos.

Me comentaba un veterano ex ministro socialista en vísperas de las elecciones de 1996, las primeras que ganó Aznar, que el análisis del comportamiento electoral demuestra que "los españoles sólo reaccionan cuando ven amenazado su nivel de vida y su bolsillo". Y alguien en Moncloa ha debido darse cuenta, a la vista de que las últimas encuestas empiezan a dar la vuelta en las expectativas de voto, todavía ma non troppo, pero si con marcado ritmo continuista.

Por eso tiene prisa el Gobierno en aprobar la prórroga de los Erte, al menos hasta junio, sabiendo que el primer semestre del año amenaza con ser muy espinoso para la economía y el empleo. Precisamente los dos factores que el barómetro del CIS confirma son los que con sensible diferencia más preocupan a los españoles -42,7 y 28,1%, respectivamente- junto a la evolución de la pandemia, en la que también este Ejecutivo de coalición, hecho mas para la propaganda que para afrontar los problemas reales y las tareas de gobierno, ha demostrado evidentes incapacidades de gestión.

Porque la realidad, que va más allá de las cifras oficiales, muestra que lejos de la ya de por sí dramática cifra de más 3,9 millones de parados con que se ha cerrado 2020, España supera hoy los cinco millones reales de desempleados y en puertas de llegar a seis millones a lo largo de los seis primeros meses de este 2021 que se inicia, y con los dineros europeos en el aire. Una cifra aterradora que resulta de sumar a esos 3,9 millones de desempleados oficiales, los 750.000 trabajadores afectados por los Erte, que terminan el próximo 1 de febrero, los más de 500.000 excluidos de las listas oficiales por estar realizando cursos de formación o ser demandantes de empleo con disponibilidad limitada, y los más de un millón de autónomos en cese de actividad por cierre de negocios.

Situación esta, que apunta a peor si tenemos en cuenta que todos los expertos coinciden en que en torno a la mitad de los trabajadores en Erte no volverá a su puesto de trabajo y que Banco de España ha confirmado que un 10% de las empresas españolas se encuentran ya en riesgo de liquidación y no pasarán de 2021, con especial incidencia en las pequeñas y medianas.

Y, ni siquiera el aumento simbólico de la afiliación a la Seguridad Social, con 7.350 personas más en términos desestacionalizados, puede servir para paliar las consecuencias del desastre porque como destacan en la CEOE este crecimiento recae principalmente en actividades sanitarias y servicio sociales, frente a la situación crítica que atraviesan algunos sectores de actividad cuya recuperación, hoy "se antoja imposible".

A ello se suma estos días la subida en el recibo de la luz que se ha disparado un 27% en plena ola de frío y con un Gobierno que anatemizó las subidas del 9% en los gobiernos de Rajoy y que llevaba la bajada del precio de la electricidad como uno de los puntos básicos de su programa electoral.

Con estos datos y cuando la razón y la justicia exigirían que la prioridad en la acción política y de la sociedad entera debiera ser la creación de empleo de la mano del crecimiento de la economía, aquí nuestro Gobierno se dedica a subir los impuestos, en contra de las recomendaciones de la UE y de la práctica en el resto de nuestros socios europeos, y a poner palos en las ruedas de la empresa cuando, como me comentaba mi buen amigo y presidente de honor de CEIM, Enrique Cornejo, "los empleos los creamos los empresarios, los políticos sólo crean funcionarios". Pues eso, ¡es la economía, estúpido!

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