Opinión

Situación ya crítica en la hostelería

La hostelería en situación límite

Los datos del Banco de España revelan cómo la morosidad se multiplicó en el sector hostelero español en el segundo trimestre de 2020. No son unos datos tan previsibles como pueda parecer. Resulta obvio que el confinamiento iniciado en marzo tenía que golpear con dureza a esta actividad.

Sin embargo, el mismo efecto era esperable en otros ámbitos, como el transporte, y en este caso, el avance de los impagos ha sido mucho menor al 16% que los hosteleros acumulan. Es más, el proceso de desescalada iniciado en mayo permitió, desde su inicio, la reapertura paulatina de bares y restaurantes pero esta situación apenas brindó alivios a dichos establecimientos. Son varias las causas que se han juntado en la tormenta perfecta del sector. En realidad, su actividad nunca se ha retomado de forma plena, ya que siguieron en vigor diferentes limitaciones de aforos y de horarios. A ello se suma que la demanda de sus servicios se vio golpeada por el parón del turismo extranjero y la anemia del consumo interno. Todos estos factores, sin embargo, no libraron al sector de tener que acometer importantes inversiones en medidas de seguridad lo que mermó más aún sus ingresos y su liquidez. Pasado el verano la situación carece de visos de mejora. La virulencia de los rebrotes amenaza con un nuevo cierre forzoso de este tipo de locales (ya impuesto desde julio en todo el ocio nocturno). Pero, sobre todo, están en el aire las ayudas que siguen necesitando, especialmente la prórroga de los Ertes de fuerza mayor o los nuevos avales públicos para concesión de crédito, por la falta de recursos del Estado para financiarlas.

El avance de sus impagos se acelerará con los cierres forzosos y el agotamiento de las líneas de ayuda al sector

El camino está así allanado, no sólo para que siga creciendo la morosidad en la hostelería; también para que se multiplique su destrucción de empresas.

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