
La dimisión del comisario europeo de Comercio Internacional, Phil Hogan, por incumplir las medidas contra la pandemia impuestas en Irlanda, deja vacante una cartera fundamental para los intereses de la UE. Con su decisión, además de asumir responsabilidades políticas por su actitud, en un ejemplo de ética política poco habitual en nuestro país, ha evitado una tormenta política en el seno de la Comisión. Pero su renuncia ha abierto una crisis en una de las carteras más importantes de la UE en un contexto de crecientes tensiones comerciales internacionales y de negociaciones claves para el futuro de la economía de la Unión. Por ello, en primer lugar, es urgente el relevo en la cartera y que el perfil del candidato esté a la altura de los retos a los que se enfrenta la UE.
Las exportaciones de bienes y servicios generan en la UE treinta y seis millones de puestos de trabajo y son un sector clave de la economía europea, siendo la política comercial la única competencia comunitaria exclusiva. Del comisario de Comercio Internacional dependen la implementación de la estrategia en materia de política comercial, la defensa de los intereses de productores y empresas y la negociación de los acuerdos de libre comercio entre la UE y terceros países o bloques comerciales. Por ello, es especialmente importante la persona que ocupe esta cartera.
La política comercial es el único instrumento real que tiene la UE en su estrategia geopolítica global, y es aún más relevante por los desafíos a los que actualmente se enfrenta: el impacto de la Covid-19 en el comercio mundial, la negociación del Brexit, la gestión de la guerra arancelaria de EEUU contra Europa, la ratificación de los acuerdos comerciales y de asociación firmados -como el del Mercosur-, la resolución de las diferencias en las complejas relaciones comerciales con China, así como el aumento del proteccionismo y el unilateralismo que amenazan al comercio internacional basado en normas en el marco de una crisis sin precedentes de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La renuncia de Hogan abre una crisis en una de las carteras claves de la Unión Europea
En España, más de dos millones de puestos de trabajo dependen de las exportaciones a países de fuera de la Unión. La capacidad exportadora es fundamental para nuestra economía y será clave en la recuperación económica, en el contexto de la crisis generada por la pandemia del coronavirus, especialmente en un momento en el que sectores como el turístico atraviesan una gravísima situación. Como ya pasó en la crisis del 2008, la capacidad de exportar de nuestras empresas será decisiva en la recuperación de la economía y el empleo: por ello son tan importantes las decisiones que se toman en Bruselas sobre política comercial y arancelaria, especialmente en sectores como el agroalimentario, con productos como el aceite de oliva, las aceitunas de mesa, el queso, los frutos rojos y el vino.
El contexto internacional en los próximos meses es incierto. Ante unas reñidas elecciones presidenciales norteamericanas en noviembre, Donald Trump puede tener la tentación de tomar medidas electoralistas en clave proteccionista, que afecten más aún a los productos españoles, poniendo al límite el ya escaso margen de beneficio de agricultores y productores.
Especialmente decisivas serán las decisiones que tome el futuro comisario de Comercio Internacional en la recta final de las negociaciones sobre el Brexit y las futuras relaciones comerciales entre la UE y la 6ª potencia económica del mundo. Un mercado, el británico, estratégico para nuestras exportaciones, que puede verse comprometido ante las perspectivas cada vez más sombrías de un no acuerdo.
Por ello es clave que el futuro comisario europeo de comercio se comprometa a defender igual tanto los intereses de España como los del resto de países de la UE en los procesos de negociación de los acuerdos comerciales y en la defensa frente a las barreras arancelarias, algo que Phil Hogan no hizo. No podemos permitir que los productos que sustentan tantos empleos en nuestro país queden relegados en las prioridades frente a otros como el acero o el aluminio.
Desde Ciudadanos, como representantes españoles en el proyecto europeo, es nuestro deber no dejar que los intereses de España queden atrás. Debemos reclamar una cartera europea de Comercio Internacional que defienda los intereses de todos los productos europeos y negocie con inteligencia y firmeza el fin de los aranceles injustos que están poniendo en peligro miles de puestos de trabajo en nuestro país.
El libre comercio, las exportaciones y la internacionalización de nuestras empresas serán clave para amortiguar el efecto de la incierta y preocupante crisis económica que vivimos y que puede agravarse en los próximos meses. Europa es nuestra fortaleza en estos tiempos complejos, y del nuevo comisario de comercio esperamos y exigiremos que defienda con igual intensidad los intereses de todos los productos europeos. Los del acero alemán y los de la aceituna de mesa española.