
El 22 de agosto ha sido el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, la fecha cuando los humanos hemos agotado el valor de los recursos naturales del planeta para todo el año, como madera, pescado, agua y minerales, produciendo residuos como emisiones de dióxido de carbono. Durante el resto de 2020 estaremos consumiendo más de lo que la Tierra puede regenerar de forma natural, aumentando la deuda ambiental con las generaciones futuras.
Este Día está calculado por la organización científica internacional sin ánimo de lucro Global Footprint Network (GFN) con estadísticas de Naciones Unidas y determina la huella ecológica de la humanidad en relación con la superficie necesaria . Este día se adelanta cada año desde inicio de la década de 1970, a un ritmo por el en poco más de 30 años precisaremos tres planetas para cerca de 10.000 millones de personas.
La pandemia alerta de cuestiones medioambientales que pueden agravar la crisis sanitaria
Pero GFN estima que este año, con los bloqueos inducidos por la pandemia, la huella de carbono mundial ha disminuido casi un 15 % respecto a 2019 y la huella de productos forestales se ha reducido un 8 %. La pregunta es si el mundo continuará en una nueva trayectoria sostenible.
Al respecto hay que tener en cuenta que la pandemia nos ha alertado de cuestiones medioambientales que, sin control, pueden agravar la crisis sanitaria o sembrar las semillas de futuros brotes de virus. Es el caso de la contaminación del aire, que se estima mata a siete millones de personas prematuramente cada año: varios estudios relacionan altos niveles de partículas en el aire con mayores tasas de mortalidad por el coronavirus. Además ha quedado claro lo rápido que se puede reducir la contaminación atmosférica a medida que el tráfico aéreo y por carretera se detienen y las fábricas cierran. En China las concentraciones de partículas en suspensión de menos de 2,5 micras, indicador principal de contaminación urbana, han llegado a reducirse un tercio a principios de marzo respecto a un año antes. Aunque la contaminación en el gigante asiático ya está en niveles previos a la crisis, hay casos como la ciudad de Milán, que está introduciendo los planes más ambiciosos de Europa para reasignar espacio en la calle a peatones y ciclistas. Además habrá más ciudades de Londres y París que quedarán libres de vehículos.
Ahora bien, la contaminación atmosférica es uno de los problemas ambientales apremiantes que la pandemia ha puesto de relieve. Así, una serie de estudios científicos recientes de investigadores de University College de Londres muestran que la pérdida de biodiversidad aumenta el riesgo de pandemias. De hecho hay un "espacio ecológico operativo seguro" de nueve dimensiones en que las actividades humanas deben permanecer, según el marco de Stockholm Resilience Centre (revista Nature Sep 2009 Antropoceno: la gran aceleración): cambio climático, pérdida de biodiversidad, cambios de uso del suelo, acidificación de los oceanos, contaminación química, agotamiento del ozono, aerosol atmosférico, cambios en el ciclo del nitrógeno, cambios en el ciclo de fósforo y agotamiento de suministros de agua dulce. Por ejemplo la proporción de CO2 en la atmósfera no debe pasar de 350 partes/millón y el consumo de agua dulce de 6.000 kilómetros cúbicos/año. Ya hemos violado cinco umbrales, incluyendo biodiversidad.
Se necesita una transformación más decidida de las estructuras económicas
Evidentemente, poner freno a la actividad económica no es una solución viable. Se necesita una transformación mucho más decidida de nuestras estructuras económicas, lo que requiere un enfoque integral que involucre a todos: gobiernos, empresas e individuos.
Efectivamente el poder popular, las políticas gubernamentales y el desarrollo económico y aumento de la riqueza están dando lugar a una próspera industria de productos y servicios medioambientales, cuyo número de patentes medioambientales se ha triplicado en la última década. En conjunto estamos ante un mercado de 2,5 billones de dólares, con ventas que crecen al 6 % anualmente, superando al índice mundial MSCI. Incluye gestión de residuos y reciclaje, de aguas, eficiencia energética y control de polución, servicios medioambientales, agricultura y silvicultura sostenible. También hay que tener en cuenta la desmaterialización de la economía, es decir, el reemplazo de actividades de actividades físicas por virtuales para producir con menos recursos, extendiendo la vida de los activos. De hecho algunas industrias forestales y sectores ambientales están reduciendo residuos bioquímicos con tecnologías innovadoras en. Estas empresas juegan un papel importante en ayudarnos a pagar nuestra "deuda ambiental" y vivir dentro de nuestras posibilidades. Tanto es así que, según GFN, el Día de la Sobrecapacidad, que se adelantó tres días cada año durante el periodo 1970-2014 se adelanta desde entonces a un día al año.