
Resulta paradójico que este Gobierno y los partidos de la coalición socialcomunista, que tanto se esfuerzan en recuperar la memoria histórica de hace más de 80 años, se olviden y se esfuercen en borrar la memoria más reciente de una Transición que con el esfuerzo y la generosidad de todos recuperó para España los valores de la reconciliación, la libertad, la democracia, el Estado de Derecho y la modernidad.
Una TRANSICIÓN, así con mayúsculas, protagonizada por hombres de todas la ideologías y tendencias como Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga, Santiago Carrillo, Miquel Roca, Fernando Abril, Gutiérrez Mellado, Alfonso Guerra…, y tantos otros liderados por una persona, el Rey Juan Carlos I, y una institución, la Monarquía, a las que hoy desde partidos y personas que ocupan alta responsabilidades de Gobierno quieren desprestigiar para tapar sus propias cloacas de corrupción y podredumbre.
Al Rey Emérito se le niega la presunción de inocencia por las acusaciones de un comisario en prisión y una amante despechada, mientras Iglesias y Podemos tienen hasta cuatro causas pendientes en los Tribunales
Vaya por delante que si el Rey Emérito ha cometido algún tipo de actividad ilícita o de infracción, debe asumir sus responsabilidades personales y legales en cumplimiento de ese principio de igualdad ante la Ley que consagra la Constitución que él mismo promovió y juró respetar y defender. Pero que sepamos, hasta hoy ni D. Juan Carlos I ha sido imputado por ninguna instancia judicial.
Sin embargo, desde esos partidos y determinados miembros del Gobierno, con la colaboración inestimable de algunos medios de comunicación serviles, están promoviendo un linchamiento público de D. Juan Carlos, obviando la presunción de inocencia que también consagra la Constitución, y dando credibilidad a las palabras y acusaciones de una amante despechada, Corinna Larsen, y de un comisario, Villarejo, en prisión y acusado de delitos de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales. El mismo al que Pablo Iglesias denunciaba como el máximo responsable de lo que él denominaba "cloacas del Estado".
Desde partidos y algunos miembros del Gobierno se recurre al acoso y derribo de la Monarquía para tapar sus propias cloacas, desprestigiar las instituciones democráticas y destruir el sistema de libertades del 78
Un Pablo Iglesias y su partido, Unidas Podemos, que ellos sí, tienen ahora pendientes hasta cuatro causas judiciales que puedan dar con sus huesos en el banquillo de los acusados por delitos como el supuesto robo y posterior destrucción de la tarjeta de Dina Bousselham; malversación en las campañas electorales, desvío de fondos y cobro de sobresueldos; denuncia falsa de acoso sexual al exabogado que destapó la corrupción interna; y "pucherazo y amaño" de las primarias en La Rioja.
Estas es la realidad de un partido que utiliza la táctica del acoso y derribo de la Monarquía para desviar la atención de sus miserias y para avanzar en sus verdaderas intenciones que no son otras que destruir el régimen democrático y de libertades que instauró el sistema del 78 y que ellos quieren sustituir por una dictadura bananera al estilo de Maduro en Venezuela.
Quien esto escribe vivió la intentona de Golpe de Estado del 23-F en el Congreso, tuvo un arma de fuego apuntando a su cabeza durante unos minutos interminables, sintió que la locura y el odio de unos pocos podían dar al traste con la democracia que entre todos construíamos y reafirmó su respeto, admiración y agradecimiento a la figura de D. Juan Carlos, cuando paró el pronunciamiento de Tejero y salvó las libertades. Esa es la memoria histórica que había que recuperar y enseñar e inculcar a los españoles, y en especial a esos jóvenes, que no saben valorar esa libertad que otros les hemos conquistado, que ignoran que estuvimos a punto de perderla y que, consciente o inconscientemente, pueden estar contribuyendo a demoler.
Y, un apunte colateral. Extraña también la tibieza del PP de Casado en reivindicar el apoyo a la persona del Rey y de la Monarquía cuando, como el expresidente Felipe González, deberían estar liderando el bloque constitucionalista en defensa de las instituciones, de las libertades, del Estado de Derecho la unidad de España y de un legado histórico "que no pueden borrar estas circunstancias". ¿Estamos otra vez ante ese complejo secular de la derecha que les impide dar la talla?