
Las relaciones económicas Iberoamericanas se han ido profundizando y diversificando durante las últimas décadas, tanto en lo referido a los intercambios comerciales, como a las inversiones extrajeras directas. Los intercambios comerciales, prácticamente se han duplicado desde 2008. En dicho año, las exportaciones españolas sumaron 7.400 millones de euros, mientras que en 2018 alcanzaban 15.257 millones de euros (5,4% del total mundial) y las importaciones 18.110 millones.
En cuanto a las inversiones, España ha consolidado su liderazgo como primer inversor europeo y segundo mundial, solo por detrás de Estados Unidos. Las cifras demuestran la alta importancia que América Latina tiene para la economía y las empresas españolas. Algunos datos que lo confirman según la Secretaria de Estado de Comercio: Los flujos acumulados desde 1993 y el segundo trimestre de 2019 alcanzaban 217.000 millones de euros, el equivalente al 20% del PIB nacional. En 2017, último año con datos disponibles (se actualizan en mayo de 2020), el stock de las inversiones suponía el 30% del total de la inversión en el exterior, alcanzando los 120.600 millones de euros. Diez de las empresas cotizadas en el Ibex 35 cuentan con más del 20% de su negocio en América Latina. Los ingresos de las compañías del Ibex 35 en el ejercicio 2018, procedieron el 24,4% de América Latina, un porcentaje muy considerable que, no obstante, cedió un punto respecto al de 2017. Los ingresos han descendido porque mercados como Venezuela prácticamente han desaparecido y en Argentina, han caído enormemente. Los dos bancos, más Telefónica, Meliá, Naturgy, Mapfre, Iberdrola y Siemens Gamesa son las más dependientes del mercado latinoamericano. El resto de las cotizadas, como Prosegur, Sacyr, Duro Felguera, Prisa y Día, son las más expuestas a la región, de donde procede entre el 33% 61% de su facturación.
Nuestras empresas deben tener una 'nueva visión' para enfrentar la crisis de demanda
En cuanto a la importancia del stock de España en América Latina por países es el siguiente: Brasil es el primer destino inversor con un stock de 41.069 millones de euros y tercero mundial, solo por detrás de Reino Unido y Estados Unidos.
México es el segundo destino con 40.275 millones de euros y el cuarto a nivel mundial. Chile (18.685 millones de euros). Argentina (7.713 millones de euros). Colombia (6.040 millones de euros). Perú (4.983 millones de euros). Venezuela con 1.460 millones ha pasado de ser el quinto destino en 2004 al trigésimo noveno en 2018. La Alianza del Pacífico es el mayor destino con 69.983 millones de euros.
El stock de inversión hasta 2017, se concentra principalmente, en el sector financiero con 44.269 millones de euros (30,3%), telecomunicaciones con 25.063 millones (18%) y el suministro de electricidad, gas y agua con 9.956 millones (7,1%). Las mayores inversiones las han protagonizado los bancos Santander y BBVA.
En el ejercicio 2019, las respectivas filiales de Brasil (Santander) y México (BBVA), fueron las mayores en la aportación de beneficios, y por tanto se acentúa la importancia de ambos países en la cuenta de resultados.
Santander, totalizo un beneficio de 6.515 millones de euros. Brasil genera las mayores ganancias (2.939 millones de euros), seguida de España (1.585 millones de euros), Reino Unido (1.077), México (950 millones) y Estados Unidos (717 millones). La aportación de Brasil, resulta superior a la suma de España, Reino Unido y México.
Las cifras demuestran la importancia que la región tiene para la economía española
BBVA, obtuvo unos beneficios de 3.512 millones. Sobresale México (2.699 millones de euros), le sigue España (1.386 millones), América del Sur (721 millones) y Estados Unidos 590 millones) y Turquía (506 millones). México gana lo mismo que la suma de España, América del Sur y Estados Unidos.
América Latina, actualmente, con la abrupta crisis económica desatada por la COVID-19, hace que se enciendan todas las alarmas y con especial preocupación en Brasil y México. Y pensar que el FMI (actualización WEO, enero 2020), había previsto un crecimiento de 1,6% en 2020 y 2,3% en 2021. Pero estas previsiones se vieron bruscamente trastocadas, todo cambió drásticamente, ahora la región se contraerá un -5,2%, lo que supone 29 millones de personas en riesgo de pobreza.
Según FMI (WEO, abril 2020) las tres principales economía sufren el impacto con caídas históricas. Brasil, presenta una bajada de -5,3% (creció un 1,1% en 2019), aunque tendrá un repunte del 2,9% en 2021. México, caerá -6,6% (se contrajo el -0,1% en 2019), afectado por la recesión de su principal socio comercial, Estados Unidos que retrocederá un -5,9% y en 2021 crecerá el 3%. Argentina, tendrá una contracción del -5,7% (en 2019 tuvo un -2,2%) dentro de un complicado y delicado escenario fiscal, sumido en la negociación de la deuda externa y en 2021 crecerá un 4,4%. Venezuela, continúa en una crisis inacabable desde hace años, presentó una alarmante descenso del -35% en 2019 y se dispone a contraerse adicionalmente un -15% en 2020. Además más leña al fuego, las economías de México, Ecuador, Brasil y Venezuela sentirán el desplome de la caída de los precios mínimos históricos del petróleo, no contabilizadas en las previsiones del FMI.
Por todo lo cual, las inversiones, las posiciones y el liderazgo de nuestras empresas deben ahora enfrentar una nueva crisis que les demanda una "nueva visión" para una nueva era, que definitivamente ha inaugurado la COVID-19. Pero la visión sin la acción es inservible. Y la acción sin la visión no sabe a dónde ir o por que ir. La visión es absolutamente necesaria para guiar y motivar la acción. Más que eso, la visión, cuándo es ampliamente compartida permite realizarla. No me cabe dudad que la visión de nuestras empresas y bancos, será como ha venido siendo, continuar apostando por América Latina, pero ahora desde los nuevos impulsos y coordenadas que seguramente ya están cocinándose en los hornos corporativos.