
El presidente Sánchez presentó su Plan de impulso del sector turístico, dotado con 4.262 millones. En una potencia mundial de este sector como es España, llama la atención la baja cuantía movilizada (18.000 millones menos que Francia) y el hecho de que gran parte de las ayudas no sean nuevas, y formen parte del proyecto de Presupuestos Generales ya conocido.
Es más, ninguna de las reivindicaciones más recientes de las empresas han sido atendidas. En consecuencia no se prevén ni incentivos fiscales, ni rebajas selectivas del IVA turístico ni bonos vacacionales al estilo italiano. La decepción del sector es comprensible ante un programa de ayudas que no está a la altura de una crisis histórica para esta actividad.