El sábado pasado, mientras cenaba en casa con unos amigos, recibí el siguiente mensaje: "En las votaciones de Zaragoza han metido en las urnas papeletas a saco porque, claro, el censo está falseado y, si no meten papeletas, cómo cojones se las apañan para que salga un número más o menos decente de militantes que supuestamente han votado… y, naturalmente, ha salido el sí por goleada. Es de vergüenza"
El remitente se refería al "plebiscito" interno convocado por Sánchez ese día. Se trata de un afiliado al PSOE, como yo, y conoce, como yo, todas las trampas con las que Sánchez trabaja a "la militancia": preguntas trucadas, censos amañados, rellenado de urnas… Trampas sin cuento ante una militancia pastueña y domesticada. Porque Sánchez no es el líder de ese partido, es -desde su regreso al a Secretaría General- el dueño. Y haciendo mangas y capirotes del artículo 6 de la Constitución ha eliminado todos los organismos intermedios, Comité Federal incluido- para imponer un sistema plebiscitario y mentiroso ("consulta a las bases", dice él) que es el sistema propio de autoritarios y tramposos. Desde Franco a Evo Morales. Claro que el primero se pasaba en la dosis y hubo algún referéndum en el que votó más del 100 por cien del censo.
Sánchez eliminó todos los órganos intermedios para convertirse en el dueño del PSOE
Para acabarla de amolar, los medios suelen dar por buenos los resultados que suministran los aparatos centrales de los partidos, aunque, para decirlo todo, sí que se han producido duras críticas -y muy fundadas- no sólo sobre el procedimiento plebiscitario, por antidemocrático, también sobre la formulación de las preguntas. Por ejemplo, la planteada a "la militancia" de ERC, que reza así:
"¿Estás de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?"
También podían haber añadido "la gallina" como solución de tal adivinanza. Claro que esa gallina va a poner muchos huevos en forma de "peticiones del oyente" e igual que ocurrió en la discusión parlamentaria de aquel "nuevo Estatuto", cuando los nacionalistas al final de cada debate siempre pedían "además dos huevos duros", lo mismito que Groucho. Sólo falta que Sánchez se los sirva en bandeja de plata y acabe de matar (si no lo ha hecho ya) al PSOE que finge defender.
Pero la pregunta del millón es aquella que no aparece en ninguna de estas consultas, a saber:
" ¿Cómo se las va a arreglar Pedro Sánchez para pactar algo con todos estos enemigos de la Constitución sin salirse de ella?"
Pero antes volveremos a ver a Iceta defender la "plurinacionalidad" de España, la creación de un poder judicial catalán y "reconocer en una nueva Constitución las aspiraciones nacionales de Cataluña". Así reza el acuerdo de Barcelona que firmaron Iceta y Sánchez en julio de 2017, en el cual también se lee: "Aprobar cuantas leyes sean precisas para recuperar el Estatuto que fue enmendado por el Tribunal Constitucional".
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