
La organización de la edición del próximo año del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona continúa con la llegada mañana a la Ciudad Condal del consejero delegado de GSMA (el organizador del acontecimiento), John Hoffman.
A nadie debe extrañar que la celebración de la edición 2020 en España esté garantizada, pese a los graves disturbios vividos en Cataluña desde la publicación de la sentencia sobre el 1-O. Los elevados costes logísticos que supondría improvisar un traslado con tan poco tiempo disuaden de emprender su traslado a las otras capitales europeas que se disputan su organización. Ahora bien, no debería haber lugar para el triunfalismo en las autoridades catalanas. Sin duda, existe un contrato que liga la celebración del MWC a Barcelona hasta el año 2023. Pero no debe ignorarse que GSMA cuenta con el derecho de trasladar la feria antes de ese ejercicio, si considera que la ciudad no ofrece el "entorno estable y seguro" que se considera indispensable para la feria de las telecomunicaciones más importante del mundo. Existen dudas razonables sobre Barcelona en este sentido.
Si el secesionismo se empeña en mantener la tensión, la feria de telecomunicaciones acabará dejando Barcelona
La violencia en la que ha derivado el independentismo crea problemas de orden pública de primera categoría en la Ciudad Condal y afecta de forma directa a sus medios de transporte, un área vital para un acontecimiento de alcance internacional que atrae a miles de profesionales. Por si fuera poco, la inestabilidad política sigue atenazando a Cataluña ante la posibilidad de que el president Torra sea inhabilitado y, de nuevo, se adelanten las elecciones. En un escenario así, si el secesionismo se empecina en mantener la tensión en 2020, es seguro que GSMA acabará retirando su confianza.
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