Opinión

El inesperado auge de la comunicación verbal: los cinco motivos que explican el boom de la oratoria (y una predicción)

De un tiempo a esta parte se están multiplicando las convocatorias y publicaciones que tienen que ver con la oratoria. Desde escritores a expertos en comunicación, pasando por actores y profesionales de la formación, la comunicación verbal vive un auge inesperado.

Inesperado porque, al menos en teoría, con la avalancha de cursos sobre "hablar en público" y "presentaciones eficaces" que hubo en los noventa y en los primeros dos mil, todos deberíamos ya ser expertos comunicadores.

Sin embargo, parece ser que, o bien no es así, o bien se está descubriendo una dimensión antes desconocida en el mundo de la oratoria. ¿Cuáles son las claves de este boom?

- En primer lugar, los medios sociales han generado una marabunta informativa de extraordinarias proporciones en la que cada vez es más difícil destacar. Dentro de este contexto existe la opinión casi generalizada de que la atención es el nuevo oro: cualquier persona o entidad que se proponga ofrecer valor al mercado se encontrará con la cada día más difícil tarea de lograr la mirada de la audiencia.

- La alargada sombra de la disrupción económica acontecida en la década pasada, aún no resuelta, ha favorecido el auge del emprendimiento, que ha contribuido a incrementar el número de propuestas de valor de todo tipo, las cuales buscan auditorio para colocar su mensaje.

- Estos dos primeros efectos se combinan con uno de los últimos mantras en el mundo de internet, y es que el vídeo es el rey. Por eso se multiplican hacia el infinito las conferencias, clases, coloquios, webinars y similares, en los que es cada vez más necesario comunicar con impacto.

- Como causa o consecuencia de todo ello, el modelo TED ha contribuido a completar la tormenta perfecta que explica el boom de la oratoria, proponiendo una nueva manera de entender la comunicación verbal, adaptada a los tiempos que vivimos, basada en la intensidad del mensaje, la gestualidad y la presencia escénica.

- El quinto motivo es, quizá el más sencillo de entender: debido a la aceleración que imprime la velocidad digital, han aparecido multitud de ofertas de entrenamiento y formación para todas aquellas personas que quieren o deben enseñar, persuadir o divulgar y que, por tanto, buscan mejorar sustantivamente su manera de transmitir. Esta oferta está produciendo sus resultados, con lo que se va incrementando paulatinamente el nivel técnico de los comunicadores, renovando así un bucle que crece sin síntomas de agotamiento desde hace al menos una década.

Es difícil predecir dónde acabará esta escalada hacia la perfección en el arte de comunicar. Sin embargo, hay una predicción que parece clara: como es obvio, la mejor forma de aprender cualquier habilidad es incorporarla en la infancia. Luego, todo es más difícil.

Por tanto, si el sistema educativo no se hace eco pronto de esta tendencia y comienza a generalizar y profesionalizar las, hasta ahora más bien excepcionales, clases de oratoria o debate, todo este boom no habrá sido sino un gigantesco parche.

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