
Es curioso comprobar como en los lemas de campaña los ideólogos y publicistas de los partidos políticos buscan acercarse al sentimiento de una mayoría de votantes, por encima de lo que ellos en verdad piensan o en lo que proyectan como acción futura de gobierno. Ocurre que, a veces, les traiciona el subconsciente y terminan reflejando también lo que ocultan y de lo que carecen.
Ocurre así con ese "Ahora gobierno, ahora España" que el PSOE ha diseñado como eslogan del 10-N, que viene a reflejar algo que todos hemos podido constatar en estos casi 20 meses de Sánchez en Moncloa, que ni han gobernado, y España les ha importado muy poco. Ahí está la actividad legislativa en el Parlamento para confirmarlo.
Si Sánchez de verdad pensara ahora en España habría roto sus pactos con los nacionalistas catalanes y con Bildu y apoyaría la moción de censura de Ciudadanos contra Torra
Un ejercicio de autoculpabilidad que se combina con esa ferviente españolidad que le ha entrado a Sánchez de repente y que no se corta en exhibir en todas esas apariciones públicas y en medios de comunicación que ahora prodiga. Un españolismo de boquilla que se revela como puro tacticismo, porque como reza sabiamente el refranero "obras son amores" y los hechos demuestran que también en esto el presidente en funciones no es de fiar.
Si Sánchez realmente estuviera convencido de la idea de España -¿recuerdan sus vaguedades cuando Patxi López le espetó aquello de "Pedro, tu sabes lo que es una nación"- lo primero que habría hecho ya el líder socialistas es romper su alianza de gobierno con los independentistas en la Diputación de Barcelona y en 34 ayuntamientos catalanes, renunciar al pacto con Bildu en Navarra y alinearse con el bloque constitucional, o apoyar la moción censura que Ciudadanos va a presentar contra Torra en Cataluña, algo que su amigo ICT y el PSC ya han dicho que no van a hacer.
Debería definir también el presidente en funciones cuáles son esas condiciones que estima necesarias para aplicar el artículo 155 en Cataluña, que dice no dudará en hacer pero sin aclarar cómo ni cuándo
También alguien que estuviera ocupado y preocupado por España y defendiera la unidad territorial y la Constitución, habría respondido ya a los exabruptos de ese Andoni Urkuzu en el día del PNV, cuya responsabilidad y respeto a los derechos y libertades de quienes no piensa con él no se le ven "ni por el forro".
Y también nos aclararía Sánchez, hoy tan español en su discurso, cuáles son las condiciones para aplicar ese artículo 155 de la Constitución, que ahora dice no dudaría en hacer, o a qué espera para recurrir a la Ley de Seguridad Nacional en Cataluña. Porque, de momento, él y sus portavoces sólo responden a esas preguntas con evasivas e inconcreciones y sin aclarar cómo ni cuándo, que muy poco dicen de la veracidad de sus propósitos, salvo que vea en serio peligro su único objetivo que es seguir en La Moncloa, "pese a quien pese y cueste lo que cueste", como afirmaba recientemente uno de sus antiguos colaboradores y hoy defenestrado. Pues eso, que por su obras los conoceréis, que dice el Evangelio.