Opinión

La herencia de un hombre bueno

Querido Alfonso, querido presidente, allá dónde estés, quiero enviarte un mensaje de enorme agradecimiento por haberte conocido. Ni tu cargo ni tu dilatada experiencia profesional eran un obstáculo para acercarte de manera afable y sincera a todos cuantos habitamos en esta redacción.

Siempre tenías la palabra justa para ponderar nuestro trabajo. Mostrabas un interés inusual por los textos, las pesquisas. Te encantaba hablar con nosotros. Con generosidad, nos brindabas fuentes y nos ofrecías la manera de llegar a ellas con el fin de enriquecer este loco mundo que es el periodismo, ese que tanto amabas.

Tu ejemplo, tu criterio, tu talla humana, vitalidad, tu valentía, tu don de gentes, sin ocultar las inquietudes o certidumbres, deben ser la huella de cualquier profesional, y sobre todo, de cualquier buena persona como tú eras.

Querido Alfonso, es un orgullo haber tenido un presidente de esta categoría. Donde estés, sé que harás felices a los que te rodeen. Aquí, ya guardamos el recuerdo de un hombre extraordinario.

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