Opinión

Una lógica quebrada

La falta de acuerdo en la izquierda aboca a elecciones

Se supone que todo proyecto político, así como las propuestas que lo conforman y explicitan, responde a una lógica, es decir, a la correcta adecuación entre la visión global de una situación y las medidas que se conciben para abordarla.

La propuesta del Gobierno de Coalición hecha al PSOE por UP obedecía a una lógica avalada por la experiencia. A saber, puesto que las urnas habían arrojado unos resultados que configuraban claramente una casi mayoría absoluta de "izquierdas", había que concretarla en acción de Gobierno. Pero como los hechos habían demostrado con anterioridad, el PSOE no había cumplido los acuerdos pactados con UP para apoyar los Presupuestos Generales del Estado. En consecuencia se imponía, por la coherencia de la lógica, que UP, como parte del Gobierno de coalición, tuviese los ministerios responsables de tales políticas. La argumentación era lógica aunque adolecía de cierto solipsismo. Olvidaba que los Proyectos de Ley se aprueban en el Consejo de Ministros por mayoría o por unanimidad de todos los ministros asistentes al mismo.

Es incomprensible que Sánchez no haya aceptado la última propuesta de Unidas Podemos

Siguiendo esa lógica, UP rechazó la propuesta que posteriormente le presentó el PSOE: una vicepresidencia y tres ministerios. Para los de Iglesias la primera carecía de competencias y era puramente honorífica y los ministerios eran actuales secretarías de Estado elevadas al rango de ministerios y con competencias transferidas en su mayor parte a las CCAA. ¿Por qué entonces y con posterioridad al rechazo de Sánchez, UP confesó estar dispuesta a negociar sobre la base de esa propuesta y si se le añadían las Políticas Activas de Empleo? Aquí se produjo la primera ruptura de la lógica que informaba la propuesta de UP.

El 12 de septiembre, y en conversación telefónica, Iglesias comunicó a Sánchez la última propuesta de UP. Mantenía la necesidad de la presencia en el Consejo de Ministros aunque de manera temporal y sub conditione. Se entraría en el Gobierno hasta la aprobación de los PGE. Una vez aprobados los mismos, Sánchez, a iniciativa propia, consideraría la viabilidad y conveniencia de seguir manteniendo la alianza gubernamental. En caso de que al presidente le pareciera finiquitada dicha alianza, UP se avendría con la decisión presidencial y continuaría prestando su apoyo, pero ya fuera del Gobierno. ¿Qué tiene que ver esta propuesta con la primera que se hizo? Nada, absolutamente nada. Desaparecía como principio fundamental la necesidad de co-gobernar en función de unas políticas sociales y se priorizaba el acceso al Gobierno sin más y además en situación precaria. Lo que constituyó un medio para conseguir medidas de cambio social (el acceso al Gobierno) se tornaba en fin en sí mismo sin que hubiera alusión alguna a la política que aspiraba a realizar.

Lo que no entiendo es cómo Sánchez rechazó una propuesta que le lavaba la cara, le otorgaba el pedigrí de izquierda y eso a cambio de nada. El aliado de quien se desconfiaba se transmutaba en fiel escudero sin soldada alguna que estipular. Si la propuesta se mantiene en aras de no sé qué coyuntura o táctica palatina y mediática, será difícil construir desde ella un discurso y una propuesta de auténtica oposición de izquierda.

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