La Generalitat presenta su reforma fiscal para 2020, un eufemismo que en realidad engloba una batería de subidas fiscales, de Sucesiones al IRPF, pasando por los impuestos verdes.
Es difícil concebir una justificación para este nuevo castigo fiscal a Cataluña. El propio Govern reconoce que en tributos como el Impuesto sobre la Renta queda "poco margen" para endurecimientos, después de que su tipo máximo esté en el nivel más alto de los territorios de la OCDE. Volver a recurrir a las subidas impositivas no sólo está lejos de contribuir en nada a solucionar los problemas financieros que Cataluña, como todas las autonomías de régimen común, sufre. Además, pone en más apuros el crecimiento en momentos delicados como los actuales, en que el PIB desacelera.
