Todo parece indicar que Donald Trump es el tipo de presidente que Estados Unidos necesitaba. Aparentemente, los acuerdos alcanzados por Obama, concesiones según Trump, llevaron a la primera potencia mundial a perder fuerza relativa, que no peso, en el comercio internacional, por los acuerdos alcanzados durante su Administración. También es cierto que el crecimiento sostenido por parte de China a doble dígito en términos anuales fue una de las potenciales razones por las que Trump fue elegido presidente, muy a pesar de algunos núcleos republicanos.
Dada rienda suelta a la fiera, se ha encargado de volver a recuperar el poder a nivel mundial, con el lema de America's First (América Primero) como bandera y justificante en todas las decisiones recientes.
Utilizando como método la Guerra Fría, sin conflictos armados, pero con amenazas de por medio, la Administración Trump se ha encargado de utilizar las herramientas que siempre ha tenido a su disposición: control del espionaje industrial de China mediante aranceles, liquidación del acuerdo con Irán y aplicación de sanciones a los países y empresas que tengan acuerdos con el país (Huawei y Europa), veto a la entrada de empresas extranjeras en Estados Unidos que tengan tratos con países prohibidos o que incumplan las estrictas medidas de control, refuerzo fronterizo con México mediante presión arancelaria para que sea este país el que tome las medidas (y los costes) para controlar la migración ilegal.
Todo gira en torno a la pérdida de poder del dólar en las relaciones internacionales
Esta última, y reciente medida, se resolvió con la firma de un acuerdo que por accidente (o no) ha filtrado los detalles del mis-mo, ¿y quién?, pues el mismísimo Trump, en una comparecencia al aire libre y con el sol a sus espaldas, sostenía la firma del acuerdo doblado. Y que con la luz se han podido conocer los detalles del mismo, fruto del descuido o de la minuciosa intención de Trump. En una foto se ve traslúcido parte del contenido y se ha podido conocer lo siguiente:
Acuerdo regional de asilo por parte de México a todos los inmigrantes cuyo destino final sea Estados Unidos. Comprometiéndose el país latino a modificar sus leyes para cumplir con el acuerdo si fuera necesario.
En cualquier caso, todo gira en torno a la pérdida de poder que el dólar está sufriendo en las operaciones internacionales. El mundo sabe que, por ahora, no es posible sustituir esta divisa por otras; Rusia, China y Europa no pueden competir, o bien porque sus monedas no tienen el suficiente peso a nivel mundial, o bien porque no son fácilmente convertibles. En el caso de Europa, donde el euro si podría ser sustituto, no es posible por la debilidad del mercado europeo, una política de tipos bajos, o incluso del 0 por ciento, no son factibles para soportar el peso de la economía mundial y, por tanto, competir con el dólar estadounidense.
Nos queda mucho Trump para rato, y si el dólar deja de ser competitivo por el proteccionismo de su Administración, siempre podrán recurrir a la Reserva Federal para que intervengan los tipos de interés.