
La autoproclamación del líder de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, es el último paso de un enfrentamiento que se enraizó en 2015, cuando las funciones empezaron a duplicarse en el país por la deslegitimación mutua entre Nicolás Maduro y la oposición.
Ese año, Maduro vio -y reconoció- cómo la Asamblea Nacional (poder Legislativo) pasaba a manos de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) tras las elecciones. Sin embargo, en 2017 el Tribunal Supremo -bajo sospecha de actuar a favor del chavismo- asumió los poderes de esa cámara tras declararla en "desacato".
Ese mismo año, el líder venezolano promovió por decreto presidencial la creación de una Asamblea Constituyente a la que se traspasaría al poder de legislar para redactar una nueva Constitución.
Con la oposición contraria a participar en la elección de los representantes, Maduro se hizo con el control de la nueva cámara y se abrió en Venezuela una situación insólita: el país contaba con dos cámaras porque la oposición rechazó la sentencia del Supremo bajo acusaciones de fraude.
En mayo de 2018, las elecciones darían paso a un nuevo desencuentro. Maduro no se enfrentó a la oposición por que la MUD se negó a presentar candidato con sus principales líderes en prisión o bajo inhabilitación. La victoria sin esfuerzos de Maduro hizo que el reconocimiento internacional a su nuevo mandato fuera leve y su toma de posesión de caracterizó por la gran ausencia de mandatarios.
Guaidó entró en juego el 5 e enero, al ser nombrado líder de la nueva dirección de la Asamblea Nacional. A base de resoluciones, esa cámara ha declarado ilegítimo el nuevo Gobierno del "usurpador" Maduro y ha llamado a la desobediencia a los funcionarios y militares bajo promesa de amnistía.
La multitudinaria marcha convocada ayer derivó en la autoproclamación de Guaidó como presidente en funciones de Venezuela, arropado por toda la oposición y reconocido por EEUU en una jornada se saldó con al menos 16 fallecidos.
Por su parte, Maduro se ha reivindicado como único presidente de Venezuela y ha roto relaciones con el país norteamericano y ha dado un plazo de 72 horas para que el cuerpo diplomático abandone la embajada en el país.
Además de EEUU, ya han tomado partido por Guaidó Canadá, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, Costa Rica o Dinamarca. Emmanuel Macron, presidente de la república francesa, también se ha posicionado de este lado: "Después de la elección ilegítima de Nicolás Maduro en mayo de 2018, Europa apoya la restauración de la democracia. Aclamo la valentía de centenas de miles de Venezolanos que caminan por su libertad", ha escrito en Twitter.
Cautela en la UE
La Unión Europea, tras vaciles iniciales, ha expresado su "pleno" apoyo a la Asamblea Nacional venezolana y ha reclamado el inicio "inmediato" de un proceso político que lleve a nuevas elecciones "libres y creíbles".
"La UE hace un llamamiento firme para el inicio inmediato de un proceso político que lleve a elecciones libres y creíbles en conformidad con el orden constitucional", reclamó anoche la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini, en un comunicado previamente consensuado con los 28.
En el otro extremo, Rusia apoya a Maduro. El Kremlin ya ha transmitido que la autoproclamación de Guaidó "es el camino directo hacia el caos y la destrucción de las bases del Estado venezolano". De la misma manera, las autoridades rusas señalan a EEUU como instigador de esta situación.
Por su parte, China, también aliado de Maduro, se ha opuesto a cualquier interferencia extranjera en los asuntos de Venezuela. "China apoya los esfuerzos del gobierno venezolano para proteger la soberanía, la independencia y la estabilidad del país", ha transmitido Beijing.
Otra voz disonante ha sido la de México. El nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha confirmado la neutralidad del país al aclarar que, por ahora, no tiene previsto realizar ningún cambio en lo tocante a la política exterior hacia Venezuela.
¿Y España?
El Gobierno español ha querido mantenerse cauteloso en las últimas horas pese a las presiones de PP y Ciudadanos para reconocer a Guaidó como presidente. Si anoche el ministro de Exteriores, Josep Borrell, se remitía a la búsqueda de una posición común de la UE; esta mañana Moncloa mantenía sus reservas mientras Pedro Sánchez permanecía en el Foro Económico de Davos.
Finalmente, el presidente del Gobierno ha dialogado con representantes de otros países vecinos a Venezuela y ha llamado por teléfono a Guaidó por espacio de 10 minutos para transmitirle que unas elecciones democráticas y transparentes son la salida "idónea y natural" a la crisis que vive el país y que el apoyo de la UE a la legitimidad de la Asamblea Nacional es "indiscutible".
Guaidó, por su parte, ha comunicado que Sánchez le ha dado su "total respaldo" para lograr "un Gobierno de transición y tener elecciones libres" en Venezuela.