
Dreame ha anunciado públicamente que quiere vender un supercoche eléctrico capaz de plantar cara a Bugatti y a Bentley. Cómo está cambiando el sector del automóvil, que un fabricante de aspiradores o cortacésped quiere derrotar a un símbolo de la velocidad y la tecnología durante los últimos 20 años.
En 2021, Yu Hao entró en la lista de los 40 empresarios de elite menores de 40 años, elaborada por la versión china de Fortune. Hacía solo cuatro años que este graduado chino en ciencia aeroespacial había fundado la empresa Chase Technology. Fabrica aspiradores, secadores de pelo, limpiapiscinas, cortacésped que vende bajo la marca Dreame, que vende ya en 120 países del mundo. Ahora, en plena transición del automóvil a la electrificación, con más de un centenar de marcas chinas, algunas de las cuales ya han caído por exceso de oferta, Hao quiere fabricar un hipercoche eléctrico.

Para Dreame, al automóvil le falta una marca de hiperdeportivo realmente inteligente. Apunta a Bentley y a Bugatti, como exponentes máximos del sector de ultralujo que Dreame quiere redefinir, y "han estado lentas en adoptar la electrificación y la inteligencia".
Dreame maneja las tecnologías del coche futuro
La primera razón de Dreame para intentar competir con Bugatti es obvia: cree que puede. Porque al automóvil de los años venideros será otra cosa. Bugatti es ahora Bugatti-Rimac y la firma croata entró en la firma por sus demostradas habilidades produciendo soluciones eléctricas. Las plasmó en hipercoches eléctricos. Y si unos desconocidos en Croacia alcanzaron tal nivel, qué no podrán los mil técnicos que ha destinado Dreame al proyecto de coche eléctrico.

Dreame, como sueño eléctrico, es la plasmación física de la idea de su creador: "la tecnología es la base todo". Si el espíritu de Akio Morita de Sony se pudo reencarnar en su confeso admirador, Steve Jobs, ahora podría haberse personificado en Yu Hao.
Muchos productos de Dreame -que se pueden comprar en España, como aspiradores- son robots sobre ruedas. A su pequeña escala, ya hacen lo que buscan los fabricantes de coches para asegurar su futuro: propulsión eléctrica, recarga automática de baterías, guiado por láser para una navegación automática de nivel 4 (por la casa, jardín o piscina), inteligencia artificial para seleccionar los mejores recorridos, comunicación con la nube del fabricante…
En esa base tecnológica que reclama Hao, tiene más de 1200 patentes para sus robots (y 4200 solicitadas, en general) en aspectos fundamentales como motores eléctricos digitales de alta velocidad, mecánica de fluidos, control de robots y posicionamiento en tiempo real. Lo que da a entender que puede dominar tecnologías tan adecuadas a los automóviles. Tiene la tecnología, la capacidad de producir y conoce lo que es tender canales de vender globales.
El automóvil tradicional pasará a la historia
Mirado con ojos de fabricantes occidentales con 120 años de experiencia en la reducción incansable de costes, existiendo sobrecapacidad productiva, en un mercado saturado, un "océano rojo", podría parecer una locura lanzarse ahora al sector del automóvil. Pero ¿qué puede frenar a un joven empresario en la efervescencia del éxito?
Por un lado, se ha barrido la barrera de entrada que era dominar el complejo motor de combustión. Las dificultades de los tradicionales son el campo de conocimiento de Dreame, el motor eléctrico, el control de baterías … De hecho, podría considerar que son los fabricantes convencionales los que intentar invadir su territorio natural: ya produce cientos de miles de motores eléctricos con su tecnología, con su electrónica y sistemas de control propietarios.
Por otro, hay figuras públicas que el auge del coche eléctrico chino no se ha sustentado únicamente en los subsidios desde el gobierno central. Cada ciudad y cada provincia quiere tener su propio fabricante de vehículos eléctricos, y Dreame se podría aprovechar de ello. De manera recíproca, Hao apoya a su comunidad creando en la universidad Tsinghua donde estudió una platafoma de ciencia y tecnologíabautizada como "Sky Workshop".
Si BYD fabricaba pilas recargables y ahora es uno de los grandes fabricantes de automóviles; Huawei era el de los routers y ahora también hace coche, Xiaomi fabricaba teléfonos y patinetes y su SU7 ha sorprendido al mundo, ¿qué puede desanimar a Dreame?
Además, ¿qué entusiasta de los coches no ha querido tener su propia marca de automóviles? Desde Lamborghini -y antes Ferrari- a los actuales Koenigsegg son personalísimos sueños materializados.
Publicidad, aprendizaje y volúmenes bajos
¿Por qué un supercoche? La respuesta esté en el antetítulo. Cuando Honda producía motocicletas y se atrevió a saltar a los coches, consideró en seguida competir en lo más alto, la Fórmula 1. Era una manera de ganar conocimiento para sus empleados, reputación y dar publicidad de su marca. Se relanzaban los coches, pero también las motocicletas: de repente se conocerán unos aspiradores que podrían haber pasado inadvertidos.

Hay ejemplos sin salir de España, cuando el fabricante de vehículos pesados Pegaso decidió que produciría, en claro contraste, los mejores automóviles deportivos del mercado… y lo consiguió con el Z-102. Se fabricaron pocos, la inversión es mucho menor que para grandes series y los entusiastas se podían permitir pagar su elevado precio. Pegaso buscaba llamar la atención hacia sus camiones, y la escuela que se creó para formar a los trabajadores y poder crear esos deportivos, mejoró la capacitación, el entusiasmo y la calidad también de sus camiones y autobuses.
Según medios chinos, Dreame pretende que el coche aprenda de sus usuarios, de sus hábitos, preferencias e incluso de sus características emocionales (llegando a interpretar las variaciones en la voz) mediante la IA. El objetivo es que, gracias a la tecnología, el usuario perciba que el Dreame es el coche al que mejor se adapta. Habrá que esperar a 2027 para poderlo comprobar.