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Aparca su coche en un parking gratuito, pero pintan las líneas de azul mientras está de vacaciones y le multan: "Siento que se burlan de mí"

Multa por aparcar ilegalmente| iStock

Encontrar un sitio para aparcar puede convertirse en una misión imposible, especialmente en las localidades más concurridas. La tarea se complica todavía más para quienes se van de vacaciones y buscan una plaza libre en la que dejar el coche estacionado durante varios días. En esas circunstancias, un parking gratuito es prácticamente un tesoro, pero con un poco de mala suerte puede convertirse en una pesadilla.

Y es que regresar de un viaje y encontrarse con una multa en el vehículo es una de las peores sensaciones que puede experimentar cualquier conductor. Eso es lo que le ocurrió a Mattia Bologna, un hombre residente en la localidad italiana de Fano, que recibió una de las sanciones más surrealistas jamás vista: aparcó el coche en un parking gratis, pero cuando volvió se había convertido en una plaza de pago.

En profundidad

La historia recogida por Il Resto del Carlino comienza en julio, cuando Mattia Bologna, un enfermero de 37 años se decidió a ir de vacaciones junto a su familia. Antes de partir, buscó un sitio donde dejar su coche durante la semana en la que iba a estar fuera. En un primer momento pensó tener suerte, ya que encontró una plaza de parking gratuita. No dudó y estacionó su vehículo sin saber que al regresar se iba a llevar una tremenda sorpresa.

Durante los siete días que estuvo fuera, las autoridades de Fano pintaron las líneas blancas de color azul y convirtieron el sitio en el que estaba el coche de Mattia Bologna en un parking de pago. Es decir, viajó a Albania el día 7 de julio, cuando era una plaza gratuita, y regresó el 14 de ese mismo mes, cuando ya era de pago. "Las señales se habían colocado el 12 de julio, cuando ya estábamos fuera de la ciudad", argumenta el protagonista.

Matteo Bologna tardó en asimilar lo que le estaba ocurriendo, hasta el punto de pensar que se trataba de una broma. Cuando se dio cuenta de que era real, acudió rápidamente al ayuntamiento para impugnar la multa y demostrar que había estado de viaje mientras pintaban el parking. Aportó los billetes de tren y avión e incluso llevó a un vecino que confirmó que el coche estaba ahí desde el 7 de julio.

Así terminó

A pesar de sus esfuerzos, Bologna lamenta que el mismo agente que les puso la multa les dijo que en su opinión, "las pruebas no eran contundentes" y que el testigo era un amigo suyo. Por suerte, la multa era de 29 euros y 40 céntimos, y el hombre accedió a pagarla por adelantado para evitar que se acumulasen más cargos.

Añade que no es una cuestión de dinero, sino de principios, y que bajo su criterio había faltado disposición para escuchar por parte de los agentes. Por último, comenta que "es la primera multa que recibo, y no por una infracción de tráfico, sino porque cambiaron las normas mientras estaba fuera. Y no podría haber hecho más".

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