A las puertas de que la Unión Europea anuncie en marzo su nuevo plan para el coche eléctrico europeo, Seat y la Comisión Europea negocian una solución para el golpe que la imposición de un arancel adicional del 20,7% ha supuesto al Cupra Tavascan, el vehículo que la compañía española fabrica en China. Organización y autoridades llevan semanas de conversaciones y la solución apunta ahora al establecimiento de un cupo de unidades a un precio pactado entre ambas partes para mitigar el impacto de las tasas en la comercialización del eléctrico.
Así lo apuntó la eurodiputada socialista, Laura Ballarín, este miércoles en un encuentro con medios de comunicación. La dirigente dijo estar monitorizando las negociaciones junto al vicepresidente del Parlamento Europeo, el también socialista Javi López. De hecho, apuntó que el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, abordó este tema en la visita de la pasada semana a Bruselas.
De este modo, la fijación de una cuota de coches a un precio acordado es ahora la solución sobre la mesa frente a una rebaja generalizada de los aranceles o la eliminación completa de la tasa a los eléctricos procedentes de China. Ballarín admitió la singularidad de caso del Cupra Tavascan, un vehiculo diseñado en Europa por una marca europea, aunque ensamblado en la planta que Volkswagen AG tiene en Anhui. Más cuando la inversión estaba prevista antes de la implementación de estos impuestos.
Este procedimiento es conocido a nivel legal como Undertaking y la solicitud la lleva la sociedad Volkswagen Anhui –la que legalmente fabrica el coche- desde hace meses. Otra vía, de no sellarse finalmente este cupo sería la fijación de un arancel particular para el modelo.
Por el momento no hay una fecha para desencallar la negociación, aunque Wayne Griffiths, CEO del fabricante español, se fijó "antes de que acabe marzo" como límite. De no encontrar el camino para rebajar el arancel, advirtió que estaban en juego 1.500 empleos directos en España. "No tenemos mucho tiempo. Necesitamos llegar a una solución durante el primer trimestre", dijo en una entrevista a Reuters.
Ahora mismo, el modelo de Seat se ve afectado por una carga adicional del 20,7%, que se suma al arancel general del 10%. A un precio de venta de entre 50.000 y 60.000 euros, el coche es un foco de pérdidas para Seat, que cifró en "cientos de millones" las pérdidas por el automóvil. Si no se encuentra la solución, la compañía suspenderá el coche, con lo que será imposible cumplir con los objetivos de emisiones de CO2. "Entonces, ¿qué haces? Reducir la producción de motores de combustión y empezar a despedir gente", lamentó Griffiths en la misma conversación.
Según dijo el presidente del comité de Seat y miembro del consejo de supervisión de Volkswagen, Matías Carnero en enero, la compañía podría enfrentarse a un excedente de entre 50.000 y 90.000 coches que se notaría ya en 2026 debido al exceso de emisiones.
En otoño, el presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), Luca de Meo, ya avisó que los fabricantes europeos se arriesgaban a 15.000 millones en multas si no se flexibilizaban los requerimientos de la administración. La alternativa para el sector será pagar esos 15.000 millones de multa o renunciar a la producción de 2,5 millones de vehículos particulares y furgonetas con motores de explosión.
Por ello, el sector del automóvil espera que el anuncio de la Comisión Europea del próximo 5 de marzo vaya encaminado, más allá de las ayudas, a una relajación de las sanciones previstas.