Motor

Seat se arriesga a perder 50.000 coches de combustión si el eléctrico no despega

  • Las multas que implicaría fabricar estos vehículos hacen imposible que sean rentables 
  • Los aranceles al Cupra Tavascan también impactan en las previsiones 
Imagen del acto celebrado este lunes en Barcelona. EFE
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La lenta imposición del coche eléctrico amenaza con segar también la producción de los modelos de combustión de Seat. El fabricante no podrá apostar por vehículos tradicionales si las tecnologías limpias no avanzan –como está sucediendo- al ritmo previsto debido a las multas por las emisiones de CO2 que le impondría la Unión Europea. De hecho, se verá obligada a incluso rebajar la producción con motorizaciones clásicas ante las dudas de los de cero emisiones. Según los cálculos: están en juego entre 50.000 y 90.000 coches de la fábrica de Martorell (Barcelona).

Así lo advirtió el presidente del comité de Seat y miembro del consejo de supervisión de Volkswagen, Matías Carnero. El descenso de la producción, que ocurriría ya en 2026, llevaría de la mano un impacto "importante" sobre el empleo, avisó en un acto celebrado este lunes en Barcelona.

En otoño, el presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), Luca de Meo, ya avisó que los fabricantes europeos se arriesgaban a 15.000 millones en multas si no se flexibilizaban los requerimientos de la administración. La alternativa para el sector será pagar esos 15.000 millones de multa o renunciar a la producción de 2,5 millones de vehículos particulares y furgonetas con motores de explosión.

Carnero aprovechó el acto en favor del coche eléctrico al que asistieron el ministro de Industria, Jordi Hereu; al consejero delegado de Seat, Wayne Griffiths; y a los presidentes de Cataluña (Salvador Illa), la Comunidad Valenciana (Carlos Manzón) y Navarra (María Chivite) para avisar de la necesidad de impulsar las energías limpias también por motivos de empleo.

Estas 50.000 unidades menos supondrían el 10% aproximado de la producción de la planta catalana, que en 2024 ensambló 481.000 vehículos. Las palabras de Carnero van en línea con las de Griffiths que, en una entrevista concedida a elEconomista.es en octubre ya avisó: "Si el coche eléctrico no responde habrá que hacer más esfuerzos para recortar costes".

Por el momento, el ejecutivo de Seat admite que el mercado "no arranca" al no ver señales de mejora. Hoy la adopción del coche eléctrico es del 4% y la media europea era del 13,6% cuando el objetivo continental para 2025 es que se sitúe en el 25%. Para ello insistió en la necesidad de tener ayudas directas en el momento de la compra, así como incentivos fiscales y una mejor infraestructura de recarga.

Pero la automovilística española se topa con un problema añadido a la hora de rentabilizar su apuesta eléctrica: los aranceles que la UE ha fijado sobre el Cupra Tavascan, fabricado en China. "Cuantos menos Tavascan se vendan en el mercado europeo, más multas por incumplimientos de las cuotas de CO2 habrá", señaló Carnero.

Con un arancel del 20% por vender en Europa, la rentabilidad del vehículo no sale.

Por ambos factores, sumado a la electrificación -que ya de por si requiere menos carga de trabajo-, la plantilla teme de futuros ajustes a partir de 2026. El comité de empresa no quiso especular con el volumen de salidas, pero sí recordó que la producción del coche de cero emisiones requiere de un 30% menos de horas que los vehículos de explosión, por lo que ni siquiera manteniendo los 481.000 coches de 2024 serviría para mantener a la totalidad de los trabajadores.

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