
Si se ponía sobre papel lo que necesitaba un coche eléctrico urbano ideal, habría nacido el Honda e. Lo hizo, pero cuatro años más tarde ha abandonado muchos mercados, dejando sitio a un Renault 5 igual de soñador, que podría llevarse sus mieles.
Del seductor se decía que "más vale llegar a tiempo, que rondar un año". El automóvil es seducción, y más le vale, con 40 marcas -y creciendo- compitiendo por seducir en el mercado. Seducción en el ojo, en el concepto, en las características técnicas, en el bolsillo y en "el qué dirán", que el Renault 5 domina.
Premiado por diseño
A mediados de 2020 llegaba un coche japonés que recibe el reputado premio de diseño Red Dot de ese año. Audi TT, iPhone o el ventilador Dyson han sido merecedores de este galardón, un aval para poder certificar que el Honda e resulta atractivo al ojo del público.
Conceptualmente, también resulta ideal como coche urbano. Con sus cuatro plazas, cinco puertas, solo 3,9 metros de longitud para aparcar en cualquier hueco, el Honda e es más ágil aún de lo que su tamaño sugiere.

Tan apropiado, que en 2024 el Renault 5 repite esas dimensiones. Logra ser algo más ligero que el Honda e: pocas veces se cae en la cuenta de que coches muy equipados y con lujos añaden peso. Aún así, con el gigantismo actual y hablando de eléctricos, los 1.450 kilos de un R5 permiten hablar de peso razonable.
Los paralelismos prosiguen en el propulsor. El motor más potente del Honda e ofrece 154 caballos, como los 150 CV del Renault, para una aceleración de 8,3 segundos en el 0-100 km/h, que el R5 deja en 8 ramplones (ay, el sobrepeso).

Condicionantes técnicos
Sin embargo, hay un hecho discordante en las características técnicas del Honda. Lleva el motor en el eje trasero. Su conducción, sus reacciones, agradan al conductor… si disfrutas conduciendo. Esta disposición mejora la tracción, que es bueno en coches con tanto par como suministran los eléctricos. Volkswagen lo hace así en sus ID.

Sin embargo, si llevas detrás el motor, queda un pequeño hueco libre para el maletero: el Honda se contentaba con 170 litros. Y ahí, Renault, toma el esquema de motor delantero de los utilitarios, detrás no hay nada y se desmarca con 277 litros. Que a lo mejor no haces tanta compra, pero ahí están.
Incluso podría haber tenido un maletero aún mayor el R5, pero han adoptado una suspensión trasera independiente, como los "coches buenos". Esto puede parecer baladí, pero es una mejora sustancial, cuando durante años Renault se ha conformado simplemente con suspensiones semiindependientes incluso para los modelos mayores, familiares, más pesados y más caros.
Al conductor del Renault se le presenta un interior casi, casi, convencional, como si fuera un híbrido o un microhíbrido. ¿Quién recuerda aquellos apabullantes R25 o Safrane, cuando Renault quería destronar al lujo alemán? Esto hizo Honda en su "e", que resulta ser hiperdigital, con pantallas de lado a lado del salpicadero, tres de 12 pulgadas y una pantalla más en cada extremo, para la retrovisión digital. Debería haber arrasado ante los gustos actuales con esta disposición, considerando que Tesla triunfaba con un único pantallón compartido entre conductor y pasajero.

La etiqueta… del precio, ahí duele
El verdadero defecto del Honda había que mirarlo en la etiqueta del precio. No era disparatado para su momento, porque el motor pequeño de 136 caballos se ofrecía por 27000 euros (Renault espera pedir 25000 por su variante de 95 caballos).
Lo "disparatado" para el precio era la capacidad de la batería, que solo le permitía 222 km de autonomía. Entrecomillado porque 35,5 kW-hora no es una mala cifra para un coche urbano, aunque en el caso del Renault serán 412 km con su batería de 52 kWh brutos (49 kWh netos). Aún habrá a quien le parezca corta para un uso ciudadano. La versión del Renault 5 barata se quedará en 40 kWh. Cuando los eléctricos se impongan, con una red de recarga vasta, parecerá que ni siquiera hará falta tanto y valdría con la del Honda. Especialmente, porque ambos modelos pueden recargar a 100 kW en corriente continua.
Te pueden decir que se lleva lo retro (¿Tesla, el superventas, retro?), lo vintage y la reutilización (¿no será por el incremento de los precios de los coches nuevos?), la ecología (¿el auge de los híbridos no será porque pocos se fían de los etiqueta cero?)… El Renault 5 eléctrico juega a todo eso y podrá triunfar. También gracias a ese "qué dirán", que mencionábamos al principio. Todo el mundo conoce a alguien que tuvo un Renault. La experiencia eléctrica previa ganada con el Zoe, seguro que suma entre el público. Se confía en que habrá talleres y servicio en cualquier sitio.
Honda decidió abandonar apresuradamente la partida, para jugar con otras cartas "eléctricas" más SUV, como el impronunciable Honda e:Ny1. Y no te extrañes cuando, en un par de años, vuelva a reverdecer con nuevos planteamientos, desde cero. Pero el urbanita Renault 5, cuatro años más tarde, puede que haya llegado justo a tiempo.