El parque de automóviles de España camina hacia la electrificación. Cada vez son más las normativas, nacionales e internacionales, que buscan poner veto a los coches diésel y gasolina. Estos vehículos poco a poco van a ir dejando a paso a aquellos menos contaminantes, es decir, los eléctricos.
Para que estos lleguen a formar parte del día a día es necesario apostar por las infraestructuras de recarga. Esta red es clave para poder potenciar el uso del vehículo eléctricos. España cerró 2023 con 29.301 puntos de recarga, lo que supone un incremento del 61,63% en comparación con los 18.128 que se registraron en 2022, según datos del Barómetro de Electromovilidad 2023 de Anfac. Pese a que las cifras pueden parecer elevadas, la realidad es que son insuficientes. España debería haber terminado el año con 45.000 puntos de recarga, según los objetivos marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y en el Plan Fit for 55 de la Unión Europea.
Con respecto a 2024, a cierre del primer trimestre, España dispone de 32.422 puntos de recarga, lo que supone un 10% más que en el trimestre anterior, pero todavía están lejos de los 64.000 marcados como objetivo para este año. "Son objetivos factibles siempre y cuando se pongan las herramientas necesarias para poder alcanzarlos. España, además de la red actual, tiene 8.645 puntos de recarga que se encuentran instalados, pero no operativos, ya sea por funcionamiento o por falta de conexión a la red. Esto es una consecuencia del lento sistema burocrático que tiene el país y que puede retrasar la puesta en marcha de un punto de recarga hasta dos años", explica a elEconomista.es Félix García, director de comunicación de Anfac.
Para poder seguir ampliando la red de puntos de recarga española es necesario llevar a cabo una inversión millonaria, un camino en el que ya se están dando pequeños pasos, aunque todavía insuficientes. "Si tomamos en cuenta los 29.301 puntos de recarga de acceso público con los que cerramos 2023, la inversión para alcanzar el objetivo marcado para ese año con 45.000 puntos de recarga sería aproximadamente de 840 millones de euros. Y si lo elevamos para el objetivo de 2024, fijado en 64.000 puntos, la cifra asciende a los 1.465 millones de euros", detalla García.
El director de comunicación de Anfac destaca que esta transición es "costosa". Pese a ello, "las empresas y el sector de la automoción están haciendo un enorme esfuerzo económico para cumplir con los objetivos de cero emisiones que se nos ha obligado a cumplir desde Europa y apoyados por nuestro gobierno. Las marcas y las empresas de nueva movilidad tienen un pleno compromiso, ahora es momento que desde el sector público se esgrima el mismo esfuerzo para facilitar esta transición".
De las instituciones públicas está llegando dinero muy poco a poco. España recibió el pasado mes de abril más de 72 millones de euros de los fondos europeos, que van a ser destinados a fortalecer la infraestructura de recarga eléctrica y el desarrollo del hidrógeno como combustible alternativo. Gracias a esta financiación se instalarán 1.617 puntos de recarga eléctrica en tramos clave de la Red Transeuropea de Transportes. Una cifra que sigue siendo insuficiente.
"Los fondos europeos no van a durar toda la vida. Lo que hay que tratar es de que el ciudadano perciba que existe una ayuda porque, como ha pasado en el MOVES III con el mayor presupuesto de ayudas de la historia, muchos clientes no saben que existen ayudas a la compra de un vehículo electrificado o para poner un punto de recarga en su garaje", denuncia García.
Para poder avanzar y que España deje de estar "muy lejos" de la situación que registran países como Alemania y Francia es necesario "hacer más eficiente y ágil el proceso de implantación de puntos de recarga en nuestro territorio. De igual manera, no podemos plagar España de puntos de recarga. La clave es lograr una red con suficiente capilaridad y cantidad para cubrir todo el territorio", destaca el director de comunicación de Anfac.