
Los fabricantes de automóviles chinos están pidiendo al Gobierno de Xi Jinping la imposición de aranceles a las importaciones de vehículos propulsados por gasolina procedentes de la Unión Europea en respuesta a la propuesta del Ejecutivo comunitario en contra de las empresas del fabricante asiático.
En una reunión a puerta cerrada celebrada en las últimas horas entre los fabricantes chinos y el Gobierno de su país a la que también asistieron firmas de automóviles europeas, varios líderes empresariales asiáticos pidieron aumentar la presión comercial sobre los coches más contaminantes, según publican medios estatales y ha recogido Europa Press.
El actual arancel de importación de automóviles de China es del 15% aunque las pretensiones de las marcas pasan por una subida hasta el 25% del arancel a las importaciones de vehículos de gasolina. Medidas que, en todo caso, podrían costarle hasta 4.000 millones de euros en intercambios comerciales a la industria, según el Instituto Económico Kiel.
Este movimiento llega después de que las empresas del sector cárnico hayan conseguido que China anunciara este pasado lunes la apertura de una investigación 'antidumping' respecto de las importaciones de carne de cerdo y subproductos porcinos relevantes con origen en la Unión Europea.
Asimismo, la exposición de los fabricantes de automóviles europeos a China sigue siendo un peligro para sus negocios tras los aranceles que las partes implicadas tienen previsto aplicar durante los próximos meses. Sin ir más lejos, los tres grandes consorcios alemanes, Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW, tienen en el gigante asiático un tercio de su negocio.
En los tres primeros meses del año, Mercedes-Benz acumula el 36,4% de sus entregas de turismos en China, con un total de 168.899 unidades comercializadas. El Grupo BMW, por su parte, suma 187.692 vehículos entregados en el gigante asiático, lo que supone el 31,5% del total de las entregas del consorcio bávaro. Asimismo, el Grupo Volkswagen, que tiene presencia en China desde cuatro décadas, acumula entre enero y marzo un total de 693.600 ventas, lo que supone el 32,9% del total de las entregas del gigante alemán del automóvil.
Fruto de esta situación, la presidenta de la VDA, la patronal alemana del sector del automóvil, Hildegard Mueller, explicó que "esta medida aumenta aún más el riesgo de un conflicto comercial global". En su opinión, "la industria automovilística alemana está a favor de un comercio libre y justo. Como cuestión de principio, cualquier medida proteccionista, incluidos aranceles adicionales y subsidios injustificados y que distorsionen el mercado, restringe el libre comercio y conlleva el riesgo de conflictos comerciales que, en última instancia, son perjudiciales para todas las partes. El daño potencial que podrían causar las medidas ahora anunciadas puede ser mayor que los beneficios potenciales para la industria automovilística europea, y en particular para la alemana".
En la misma línea se expresó Ola Källenius, presidente del Grupo Mercedes-Benz, quien consideró que "como nación exportadora, lo que no necesitamos es aumentar las barreras al comercio. Deberíamos trabajar para desmantelar las barreras comerciales en el espíritu de la Organización Mundial del Comercio".
Oliver Zipse, presidente del Grupo BMW, destacó que "el proteccionismo corre el riesgo de iniciar una espiral: los aranceles conducen a nuevos aranceles, al aislamiento en lugar de a la cooperación. Desde el punto de vista del Grupo BMW, las medidas proteccionistas, como la introducción de derechos de importación, no contribuyen a competir con éxito en los mercados internacionales".
Asimismo, Ralf Brandstätter, responsable del negocio del Grupo Volkswagen en China, afirmó que "estas medidas pueden estabilizar el bienestar de la industria a corto plazo, pero en última instancia, no fortalecerán lo suficiente el sistema inmunológico para defenderse por sí mismo".
Las francesas, menos expuestas
Si los grupos automovilísticos alemanes tienen en China buena parte de su negocio, las automovilísticas francesas han optado por otro camino. No es comparable la situación del Grupo Renault ni de Stellantis. En el caso del consorcio automovilístico francés, cuenta con dos joint ventures: eGT New Energy Automotive (eGT), de la que tiene el 25%, y Jiangxi Jiangling Group Electric Vehicle (JMEV) de la que ostenta la mitad del capital. El año pasado produjo en China un total de 54.119 vehículos, lo que supuso un 13,3% menos en comparación con el ejercicio anterior. No obstante, las ventas del Grupo Renault en China durante el año pasado se situaron en los 1.963 vehículos, es decir el 0,08% del total de las entregas del consorcio del rombo durante 2023.
En el caso de Stellantis, consorcio surgido tras la fusión entre los grupos PSA y FCA, la situación es bien distinta. El grupo capitaneado por el portugués Carlos Tavares viró su estrategia a finales del año pasado. Entonces, Stellantis decidió invertir 1.500 millones de euros en la firma china Leapmotor con el fin de controlar el 21% de la compañía. Todo ello con el fin de ganar presencia en China y, sobre todo, de poder ofrecer modelos chinos eléctricos a un precio competitivo en el Viejo Continente. Así las cosas, Leapmotor empezará a comercializarse en nueve mercados europeos a partir del próximo mes de septiembre. Según reconoció ayer el consejero delegado del grupo, los nuevos aranceles no afectarán a los modelos de Leapmotor International, joint venture en la que Stellantis tiene la mayoría.