
Elon Musk está en plena campaña electoral y el tiempo se agota. Apenas le quedan horas para meterse en el bolsillo a los accionistas y el sueldo más alto de la historia. Los inversores de Tesla deciden esta semana si su consejero delegado (CEO) merece los 56.000 millones de dólares de salario. El 'sí' proporcionaría una victoria parcial al hombre más rico del mundo, que no está escatimando en esfuerzos de persuasión.
"Necesitamos tu voto AHORA (sic) para proteger Tesla y tu inversión", reza la web creada para movilizar el voto, 'Vote Tesla'. La página incluye un cronómetro en tiempo real con el margen que resta para decidir antes de la Junta General de Accionistas del 13 de junio: "Se acaba el tiempo", indica la frase apremiante que acompaña al contador.
El tema del salario del empresario sudafricano viene de lejos. Un inversor minorista de Tesla, Richard Tornetta, demandó a Musk en 2018 por su retribución como consejero delegado, ya que consideraba que esta era excesiva. A principios de este año, un juzgado de Delaware ha cancelado la nómina de 56.000 millones de dólares del directivo, el más alto de la historia de cualquier cotizada. Ese dinero está ahora en el limbo hasta que se dicte la sentencia en los próximos meses, que se puede recurrir.
De hecho, todo apunta a que es lo que va a hacer Elon y que esta es la razón por la que está intentando movilizar a los accionistas. La estrategia del fundador de Tesla es cargarse de argumentos en la batalla judicial que está en marcha. Quiere poner a los inversores de la firma de su lado y en contra del juzgado de Delaware, por si su apoyo puede servir como baza en el procedimiento legal. El primer paso es contar, al menos, con el apoyo suficiente de los propietarios de la firma de automoción.
"Delaware os ha arrebatado los derechos como accionistas y ha paralizado el resultado de vuestro voto", dice la web de Tesla.
Pero hay varias razones que sugieren que no será fácil. Los accionistas ya votaron a favor de este sueldo en la junta correspondiente de 2018, lo que no ha impedido a la jueza bloquearlo. Por eso, que los inversores reiteren en esta ocasión que Musk merece los 56.000 millones no tiene por qué cambiar el curso judicial. Además, el capital de Tesla está bastante atomizado, lo que implica que hay muchas partes a las que convencer. No solo hay decenas de fondos de inversión en su estructura con menos del 1%; tampoco hay que olvidar la larga lista de inversores minoristas o los proxys.
Con la vista puesta en este jueves, los bandos ya se han ido conformando, generándose una división clara en el capital del Tesla. Uno de los últimos en posicionarse fue el fondo soberano de Noruega, Norges Bank Investment Management, que va a votar en contra. "Seguimos preocupados por la cifra y por la falta de mitigación del personalismo en la empresa", explicaba el comunicado. La gestora noruega ya votó 'no' en 2018. Tienen el 0,99% del capital de la compañía, por lo que son los octavos accionistas por tamaño.
El mayor inversor es el propio Musk, con el 12,89% de los títulos. Le sigue Vanguard Group con el 7,3%, BlackRock con el 5,91%, State Street con el 3,51%, Geode Capital Management con el 1,78%, Capital Group con el 1,4%, Morgan Stanley con el 1,26% y después ya Norges Bank y una abultada lista de propietarios con porcentajes inferiores al 1%.
También rechazan la factura del consejero delegado los proxy advisors, las firmas que asesoran a los accionistas y les recomiendan qué votar. Estos son una pieza fundamental en el resultado final. Los proxys más grandes de Estados Unidos, Institutional Shareholder Services y Glass Lewis, han recomendado a sus asesorados que voten en contra del sueldo, según Bloomberg. En su caso, argumentan que Musk no lo merece porque ha pasado mucho tiempo encargándose de asuntos ajenos a Tesla, algo que se agravó con la compra en 2022 de Twitter, ahora X.
Quizás quienes tengan más opciones de ser convencidos son los minoristas, a quienes Elon está intentando ganarse, ya que son una buena parte del capital. En concreto, el 42,7%, según datos facilitados por S&P Global Market Intelligence, lo que hace que sea una de las empresas del S&P 500 con más peso de los particulares -solo 11 la superan-. Según su propio testimonio, la mayoría de ellos ya se ha posicionado en su bando. "Hasta ahora, cerca del 90% de los inversores minoristas han votado a favor. El sentimiento del público es unívocamente de apoyo", escribía en su red social el 9 de junio.
Vote Tesla
Musk ha puesto en marcha 'Vote Tesla' para facilitar el voto y reconducirlo hacia sus intereses. La web, una de las plataformas desde las que está llevando a cabo su campaña, incluye un tutorial de cómo votar. Esto puede hacerse directamente desde dicha página, mediante correo eléctrico, llamada telefónica o un código QR.
El autobombo es clave para meterse en el bolsillo a los accionistas. Por eso, una pestaña de la web recoge los halagos que los grandes empresarios de Wall Street han referido a Musk, aunque no se pronuncien directamente sobre si merece el salario o no. Destacan las opiniones de Warren Buffett, presidente y CEO de Berkshire Hathaway, o la de Jensen Huang, fundador y CEO de Nvidia, entre otros.
Aunque Musk tiene que aprovechar la ocasión, la junta de accionistas, para recabar apoyos, quizás este no sea el mejor momento. Las acciones de la de coches eléctricos pierden un 30% en lo que va de ejercicio. Es cierto que, desde 2017, su ascenso ha sido superior al 730%. La capacidad de generar valor de la compañía es en lo que ha basado Elon su remuneración, ya en 2018 y ahora. Su pago estaba condicionado al cumplimiento de varios objetivos a lo largo de una década, como multiplicar por diez la capitalización de Tesla, y se haría mediante opciones de compra de la propia empresa, algo a lo que no quiere renunciar su fundador.
Además, no es ningún secreto que la adopción del coche eléctrico en el mundo no ha sido tan rápida como se esperaba. De hecho, los ingresos de Tesla han caído un 9% interanual en el primer trimestre y se entregaron un 9% menos de coches en tasa interanual, 422.875 vehículos, según sus cuentas. Además, la competencia de China amenaza con inundar el mercado de coches enchufables baratos.
Del lado de los analistas, a algunos les preocupa la cambiante estrategia de Tesla. La compañía llevaba tiempo prometiendo que iba a sacar un modelo eléctrico al mercado, pero ahora esos planes no se pueden confirmar. La firma podría priorizar el desarrollo del robotaxi, lo que sería su coche autónomo. Musk no ha despejado esta incertidumbre, lo que dificulta que terceros puedan valorar correctamente su empresa.
Este jueves los accionistas deciden si apoyar a Musk, pese a todo. El hombre más rico del mundo se somete a una prueba de confianza, en la que se juega mucho, no solo el salario más alto de la historia.