Motor

¿Qué hacer cuando se produce el temido aquaplaning?

  • Al producirse el aquaplaning en carretera hay que seguir conduciendo sin brusquedades, sin pisar ni freno si es posible evitarlo ni el volante
  • Comprobar el buen estado de los neumáticos, las presiones de inflado es más importante en esta época del año
En un día con mucha lluvia hay poca visibilidad pero hay que saber detectar graves peligros como el del aquaplaning.

Aquaplaning es una palabra complicada pero que da miedo solo escuchar cuando se produce al circular en el coche. Ante esta peligrosa situación hay que mantener la calma, no mover el volante e intentar no frenar, si es posible.

En verano las condiciones para circular en carretera con un coche son mejores por la buena temperatura, la ausencia de hielos y humedades y también por la buena visibilidad, con muchas horas de luz cada día. Sin embargo, cuando llega el otoño/invierno las cosas comienzan a complicarse, hay menos luz, una peor visibilidad por lluvia o niebla. Y también las condiciones de adherencia de los neumáticos sobre la carretera se reduce notablemente.

De cara a esta época que estamos viviendo, lo que hay que tener en cuenta al sentarse al volante es que, dependiendo de la zona por la que vayamos a circular, hay que ir pendiente de las humedades, de las umbrías en las carreteras e incluso de los tramos con nieve o hielo en las zonas de alta montaña.

Un aspecto clave en este sentido es el aquaplaning, que se produce cuando una rueda del vehículo pisa un charco con mucha agua y el neumático no es capaz de evacuar toda el agua a su paso. Al perder el contacto entre el neumático y la carretera, causada por la capa de agua, es cuando se produce el temido aquaplaning.

Más despacio

Hay muchas cosas que hay que tener en cuenta para evitar riesgos de este tipo al volante. El primero de todos es ser consciente del estado de la carretera, si tiene mucha agua acumulada, verdaderas balsas de agua. Y si es ese nuestro caso, tendremos que rodar más despacio. Esa es una norma básica para casi todo cuando el peligro nos acecha mientras conducimos. Hay que moderar la velocidad, evitar todo tipo de brusquedades, ya sea con el volante, el freno o el acelerador.

También hay que ir pendiente de la carretera, adelantarse a lo que nos llega, saber interpretar cuándo puede haber más agua embolsada, igual que vemos cuando hay un bache o cuando encontramos algún objeto tirado en mitad de la calzada.

La lluvia, el viento y el frio definen el peor escenario para poder conducir tranquilo y seguro.
La lluvia, el viento y el frio definen el peor escenario para poder conducir tranquilo y seguro.

Como les decía, el aquaplaning se produce cuando el neumático no es capaz de evacuar todo el agua que hay por debajo y se forma esa capa intermedia de agua. Unos neumáticos nuevos pueden evacuar hasta 30 litros de agua por segundo a 80 km/h, pero con sólo la profundidad mínima legal de la banda de rodadura, 1,6 mm, el desplazamiento del agua se reduce cerca del 50%. En esta circunstancia es cuando se puede producir con más frecuencia el aquaplaning que nos llevará a perder el control del vehículo.

Los neumáticos, la clave

Aunque las tecnologías más avanzadas de ayudas a la conducción que equipan los automóviles de última generación pueden evitar algunas de estas circunstancias que nos hacen perder el control del coche, si los neumáticos no desplazan el agua necesaria el patinazo será inevitable.

Las mediciones realizadas por el fabricante de neumáticos Continental han demostrado que, con una profundidad de la banda de rodadura de tres milímetros, los neumáticos todavía conservan algo más del 80% de su capacidad de evacuación de agua. Por ello, si el neumático no está en óptimo estado su seguridad podría no ser suficiente cuando conducimos sobre mojado.

En este caso, el límite legal establecido para el dibujo del neumático, de 1,6 mm, podría no ser suficiente. Según las pruebas de la marca Continental, a medida que disminuye la profundidad de la banda de rodadura, todos los modelos de neumáticos reducen la capacidad de evacuar mayores volúmenes de agua. Por lo tanto, cuando los neumáticos alcanzan el límite de tres milímetros de profundidad, se debería proceder a su reemplazo inmediato, por seguridad. Para ayudar a determinar la profundidad de la banda de rodadura, los fabricantes de neumáticos instalan indicadores de desgaste entre las ranuras de la banda de rodadura.

Con tres milímetros de altura, estos indicadores se encuentran entre los bloques de la banda de rodadura. Si la huella circundante se ha desgastado al nivel de los indicadores, es hora de reemplazar los neumáticos por la seguridad de los ocupantes del vehículo y del resto de usuarios de la carretera. Para localizar fácilmente estos indicadores se sitúan en el flanco del neumático, con el símbolo de una gota de agua alineado con cada indicador.

¿Qué hacer?

Cuando circulamos por una carretera y está lloviendo mucho, es fácil llegar a sentir este fenómeno tan peligroso como es el aquaplaning. Normalmente, suele venir acompañado de un ruido y sentimos que la rueda deja de rodar y se queda parada en lo que a su movimiento circular se refiere. Pero el coche seguirá su camino por inercia.

En este momento hay poco que hacer, la mejor de las opciones es no mover el volante y tampoco accionar los frenos o el acelerador. Es el momento justo de coger fuerte el volante, por lo que pueda pasar y estar pendiente para el momento en el que la rueda vuelva a pisar sobre el asfalto sin la capa de agua.

Si existe la amenaza real de un accidente, entonces sí actuaremos sobre los frenos, ya que en la mayoría de los casos las ruedas traseras todavía tendrán agarre suficiente para reducir la velocidad del vehículo. Cuando los neumáticos vuelven a contactar con el asfalto se debe continuar conduciendo a una velocidad reducida.

Pero antes de llegar a esta situación hay que tener en cuenta algunos consejos importantes. El primero de todos, llevar siempre las ruedas en un perfecto estado, con la suficiente banda de rodadura y profundidad de dibujo para que el efecto aquaplaning se reduzca a la mínima expresión.

Y cuando ya estamos circulando, si la carretera tiene mucha agua acumulada o si llueve con mucha intensidad, el mejor consejo es reducir las velocidad. Pero ¡ojo!, tampoco hay que ponerse a 30 o 40 km/h porque crearemos peligro frente a los otros usuarios de la vía pública. Otro consejo muy importante, siempre cuando hay una situación con visibilidad reducida las luces de cruce debe estar siempre funcionando.

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