
Una de las tres primeras factorías en la que se fabricaron automóviles en Alemania a finales del siglo XIX, después de las primeras de Benz y Daimler, nació en la ciudad de Eisenach en el estado de Turingia.
Aunque en sus dos primeros años de vida la instalación se dedicó a ensamblar bicicletas y armas, desde 1898 esta instalación fue una de las pioneras del automóvil y su mayor hito fue albergar la fabricación de los primeros coches diseñados y producidos por la mítica marca BMW, que fue la propietaria de la misma desde 1928 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Un bastión centenario de la industria germana del automóvil a cuya historia se acaba de unir una empresa española: Grupo Segura. El proveedor valenciano del sector del automóvil especializado en estampación y componentes de metal adquirió la planta de Eisenach con la compra del grupo Kohl Automotive, también dedicado a fabricar piezas metálicas para ese sector. Una operación que incluye otra industria que lleva en activo desde hace más de un siglo en Treuenbrietzen, cerca de Berlín.
Grupo Segura es una de las industrias valencianas que de abastecer a sectores como el juguete y el mueble aprovechó el desembarco de Ford en Almussafes para dar el salto a la automoción, La incorporación de la fábrica donde se montaron los primeros modelos de BMW supone toda una pica en Flandes más que simbólica en sus planes para crecer en el corazón de Europa en un momento en que el sector se encuentra en plena revolución por el coche eléctrico y la descarbonización.
El grupo valenciano, que suministra a la propia Ford en Alemania y tiene entre su cartera de clientes a grupos alemanes como Volkswagen o la propia BMW, busca ampliar su cartera de contratos para factoría de toda Europa Central, donde ya cuenta de hace más de 15 años con una factoría en Hungría.
De deportivos de leyenda a empresa estatal
Mucho antes de que la familia valenciana entrase en el automóvil, la fábrica de Eisenach ya producía distintos modelos bajo la marca Dixi, que llegó a ser licenciataria de la británica Austin Motor. Con la crisis económica de finales de la década de 1920, BMW, que hasta entonces se había dedicada fundamentalmente a producir motocicletas y sus primeros aviones, decidió aprovechar su debilidad económica y se hizo con Automobilwerk Eisenach en 1928. Un año después lanzaba su primer modelo con su marca, el BMW 3/15 DA-2, una versión basada en los Dixi.
En la década siguiente el fabricante empezó a producir algunas de sus joyas que se podrían considerar por su nombre predecesores de la Serie 3, vehículos de mayor tamaño y con seis cilindros, como el BMW 303, 315, 319 o 327. En 1936 la planta de Turingia empezaría a ensamblar uno de los símbolos deportivos de la marca germana, el coupé BMW 328, que aunaba diseño, potencia, velocidad y fiabilidad. Un coche con el que la marca extendió su leyenda en circuitos como Nurburgring y pruebas como las 24 horas de Le Mans.
La Segunda Guerra Mundial reconvirtió la factoría para albergar la fabricación de motocicletas y liberar la planta de aviones del grupo en Munich, aunque debido a su actividad militar la mayoría de los edificios se destruyeron por los bombardeos. Tras la contienda Turingia y Eisenach quedaron en la zona bajo control soviética y paradójicamente la planta en manos de la URSS volvió a fabricar coches con la marca BMW durante un periodo en que la marca alemana no pudo hacerlo por la devastación de su otra fábrica en Múnich.
En 1952 la recién nacida República Democrática de Alemania (RDA) asumió la planta y mantuvo la producción de coches a través de una empresa del Estado, Eisenacher Motorenwerk (EMW), que mantenía el logo de BMW pero sustituía los cuadrantes azules por el rojo comunista. La factoría no produjo los populares Trabant sino los modelos de otra de las marcas nacionalizadas, Wartburg, que fabricó hasta 1991. Caído el muro y reunificada Alemania, BMW quiso recuperar sus lazos con Eisenach e instaló una nueva planta de componentes en la localidad distinta de la originaria.