
No sé si es del todo correcto, pero la primera victoria en la historia militar gracias a las trincheras paralelas se apunta al ejército francés de Luis XIV al conquistar la fortaleza de Maastricht, en Flandes, gracias a la habilidad del Marqués de Vauban. Me viene al pie lo de las trincheras paralelas porque el mercado en el que nos hemos metido es de rango y tiene pinta de ser un gran lateral de largo tiempo.
¿Quiere decir entonces que no hay que hacer nada o que no se puede hacer nada? Todo lo contrario. Toca cavar zonas de protección en función del nivel del rango de exposición a mercado que pretendamos tener, y avanzar o retroceder en función de por dónde sople el viento.
¿Quiere decir entonces que no hay que hacer nada o que no se puede hacer nada? Todo lo contrario.
Después de asistir a un enero y abril orgásmicos, en los que los mercados compraron el cierre del acuerdo comercial entre EEUU y China hasta su último punto, llegó el mes de mayo en el que Trump anunció aranceles a China y volvió a pelearse hasta con sus vecinos más cercanos. Me hace gracia cuando la gente tacha de loco a Trump, que sigue los principios de todo líder para a acallar críticas internas, y lo que hace es montar líos fuera que son bien acogidos por su parroquia. Mao Zedong hacía lo mismo para dejar a un lado la hambruna de la China de los sesenta.
Tras la invasión rusa de Checoslovaquia llamó revisionista a Brézhnev, que entre comunistas era como acusarlo de la mayor traición, superior a venderse a la industrialización y al capitalismo, y el mundo bordeó una guerra nuclear con la tensión ruso-china en 1969. Jrushchov -siempre lo había escrito Kruschev-, por su parte, también había hecho lo mismo al asegurar que fueron muchos sus amigos ejecutados por Stalin y Mao. Al enemigo hay que buscarlo fuera, pero también en el pasado.
En junio toca, hasta ahora, un Trump reconciliador, que ha hecho las paces con México. Pero no hay que descartar que quiera librar un nuevo frente de batalla y lleguen de nuevo los sustos.
En elEconomista hemos pautado que el mercado tiene recorrido máximo hasta el récord histórico de Wall Street. Por encima de los 2.900 puntos del S&P sería zona de reducir exposición y retroceder a las trincheras de retaguardia. Si el mercado vuelve a relajarse más de otro 5% hablaríamos de volver a tomar una posición más agresiva y dirigirnos hacia las trincheras más ofensivas. Las perspectivas de crecimiento económico niegan una reconstrucción alcista del mercado, pero tampoco tenemos una desaceleración que abra la puerta a una corrección, ni mucho menos a un mercado bajista.
Dos cálculos sencillos para volver a atacar la vanguardia: si el Ibex retrocede sobre el nivel actual un 10%, la rentabilidad por dividendo media subirá por encima del 5%. Si cae un 15%, rozaría el 5,3%.