"Portarse mal" (o tan solo amenazar con hacerlo) sale caro en mercado. Italia lo sabe bien. El último desafío del primer ministro del país, el ultraderechista Matteo Salvini, a la Unión Europea (UE) ha disparado su prima de riesgo -el diferencial entre el interés que se le exige a la deuda italiana respecto a la alemana- hasta el entorno de los 280 puntos, zona de máximos que no alcanzaba desde principios de diciembre de 2018, cuando Bruselas valoraba abrir un proceso por déficit excesivo a la tercera economía del club comunitario.
Italia cedió entonces y cuadró sus presupuestos para evitar sanciones, pero con las elecciones al Parlamento Europeo a la vuelta de la esquina -se celebran el 26 de mayo-, el Gobierno de genética euroescéptica de la Liga Norte de Salvini y del Movimiento 5 Estrellas ha vuelto a tensar la cuerda para espolear a sus votantes, mientras los inversores venden bonos del Estado transalpino y se refugian en los germanos. "Es esencial que los italianos nos ayuden a cambiar esta Europa centrándose en los derechos y el trabajo, y si se necesita romper algunos límites, como el 3% [del déficit presupuestario] o el 130-140% [de la ratio deuda/PIB], vamos a seguir adelante", arengó el primer ministro en un mitin celebrado el martes.
Quien desobedece a la UE lo paga con mayores intereses y el mercado no tarda en reflejarlo. Tras el último repunte, el diferencial entre la prima italiana y la española (se sitúa en casi 106 enteros) alcanza alrededor de los 180 puntos básicos, lo que borra, de momento, cualquier incertidumbre que pudiera pesar por las elecciones generales del 28-A, que ganó el PSOE de Pedro Sánchez, y subraya el verdadero riesgo de la eurozona: el díscolo Ejecutivo de Italia.
A modo de referencia, se puede trasladar el impacto de la rebeldía de la Liga Norte como un sobrecoste de 1,8 puntos porcentuales respecto a España a la hora de pagar su deuda.
Quien desobedece a la UE lo paga con mayores intereses
Un efecto que no es nuevo. Tras conocerse los resultados de las elecciones de marzo del año pasado, la prima de riesgo de Italia permaneció impasible ante la incertidumbre durante semanas, hasta que en mayo se disparó a máximos de la crisis del euro de 2012, por encima de los 300 puntos básicos, ante el anuncio de la coalición de gobierno de los dos polos euroescépticos. Desde entonces, el diferencial entre el interés del bono italiano a 10 años y el del Bund alemán se ha mantenido por encima de los 250 enteros, casi sin interrupción, por el pulso constante de este ejecutivo con el establishment de la eurozona.
El impacto no es solo visible en la deuda. En los últimos años, la evolución del euro está directamente correlacionada con la prima de riesgo de Italia. La moneda común se ha depreciado ante cada repunte de la tensión. El último ejemplo fue precisamente en mayo de 2018, cuando el euro se precipitó hacia la zona de mínimos de los 1,04 dólares.
