
La nueva vuelta tuerca en el tono acomodaticio adoptado por el Banco Central Europeo (BCE) en los últimos meses, ante los inequívocos síntomas de desaceleración del crecimiento económico global y del club comunitario en concreto, ha condenado al euro a buscar los mínimos del último año en su cruce con el dólar, en los 1,12 dólares.
Sobre ese nivel, que no pierde desde las elecciones francesas de mayo de 2017 en las que el mercado temió una segunda vuelta entre el comunista Jean-Luc Mélenchon y la ultraderechista Marine Le Pen, el euro ha soportado el pulso fiscal con la Unión Europea mantenido por el gobierno euroescéptico que salió posteriormente de los comicios de Italia de marzo de 2018, la entrada en recesión técnica de este país, la especial debilidad de la industria de Alemania y las protestas de los chalecos amarillos en Francia.
El 'pantanoso' calendario político que se echa encima aumenta un poco más la presión sobre la 'moneda común'
Ahora, el pantanoso calendario político que se echa encima aumenta un poco más la presión sobre la moneda común: con las elecciones generales en España del 28 de abril, los comicios al Parlamento Europeo del 26 de mayo y el Brexit como principales incertidumbres, mientras los indicadores de sentimiento empresarial, de confianza de los consumidores y de expectativas de crecimiento e inflación prosiguen revalidando mínimos desde hace semanas.
Este contexto obliga a no descartar un escenario en el que el euro regrese a los mínimos de finales de 2016, cuando llegó a perder los 1,04 dólares -lo más cerca que ha estado de la paridad en los últimos 15 años-. En aquel momento, los dos extremos del cruce entre el euro y el dólar apuntaron hacia la misma tendencia. Por una parte, el programa de incremento del gasto público y de rebajas fiscales con el que Donald Trump aterrizó en la Casa Blanca y la normalización de la política monetaria propuesta por la Reserva Federal (Fed) garantizaron la fortaleza del billete verde. Por la otra, el eternamente abrupto calendario político al que se enfrentaba la eurozona descubrió la debilidad de la moneda común.
Distintos escenarios podrían favorecer en el medio plazo una depreciación del euro por debajo de los 1,12 dólares. Un Parlamento Europeo tomado por fuerzas euroescépticas y nacionalistas sería uno de los peores para la divisa. "Los partidos populistas en la eurozona a menudo incluyen elementos antieuro, por lo que su crecimiento podría amenazar la estructura e, incluso, la existencia de una unión monetaria que ya es intrínsecamente débil", considera Nicola Mai, estratega de Pimco. "La historia política reciente nos ha enseñado que los resultados menos previsibles en las encuestas terminan ocurriendo, por lo que la posibilidad de caos en el euro no se puede excluir", advirtió, recientemente, a elEconomista Ranko Berich, director de análisis de Monex Europe.
Una reedición de las tensiones entre Italia y la Comisión Europea también rearmaría de razones a los bajistas sobre el cruce entre la divisa comunitaria y el dólar. De hecho, en los últimos años, la prima de riesgo del país transalpino ha sido uno de los mejores termómetros para el euro. Igualmente elevaría la presión sobre la moneda común un Brexit duro y, por supuesto, una desaceleración del crecimiento económico más acusada.
El dólar asume su 'papel' de activo refugio
"Nada parece detener la fortaleza del dólar en un contexto de connotada incertidumbre sobre la evolución de la economía global", apunta el equipo de analistas de Monex Europe, que remarca que las últimas decisiones de la Reserva Federal han despertado mayores preocupaciones de que la ralentización global pueda ser más pronunciada de lo esperado, devolviendo fortaleza al billete verde como activo refugio".