
El cruce entre el euro y el dólar se ha movido durante los últimos dos meses en un estrecho rango de alrededor de 2 puntos porcentuales entre los 1,155 y los 1,13 dólares. Ni la entrada en recesión técnica de Italia, ni siquiera los preocupantes datos que se han ido conociendo sobre la economía de Alemania, ni tampoco las protestas de los chalecos amarillos en Francia han conseguido sacar la moneda común de esta horquilla.
Sin embargo, los especuladores se mantienen en sus trece, y sostienen desde noviembre del año pasado la mayor apuesta vista contra el euro desde marzo de 2017, cuando la divisa cotizaba a 1,07 dólares, ante el temor que suscitó en la eurozona la posibilidad de una segunda vuelta en las elecciones galas entre los dos polos euroescépticos del país, el comunista Jean-Luc Mélenchon y la ultraderechista Marine Le Pen.
El lastre que para el billete verde ha supuesto en estas últimas semanas la guerra comercial, el cierre récord de la Administración de Estados Unidos y los primeros síntomas de desaceleración del crecimiento de la primera potencia del mundo han impedido que se hayan cumplido los deseos de los inversores con afán especulativo -no comercial- y de los fondos de cobertura -hedge funds, en inglés-. Entre ellos, los bajistas a futuro respecto al euro superan actualmente en 46.648 contratos a los alcistas, una cifra que se ha mantenido en máximos de 2017 desde noviembre, según el último dato facilitado por el mercado de derivados de Chicago, que corresponde al 1 de enero del presente ejercicio, aunque normalmente su publicación es semanal.
De hecho, el índice dólar, que refleja la evolución de la divisa norteamericana en sus 10 cruces más negociados, retrocede algo más de un 1% desde el 1 de diciembre, lo que demuestra la debilidad del billete verde, que podría estar disimulando una mayor flaqueza del euro, a la que estarían apostando los especuladores.
La última posición similar de los contratos de futuros no comerciales sobre el cruce se deshizo cuando el socioliberal Enmanuel Macron alcanzó la segunda vuelta de los comicios presidenciales en Francia y acabó derrotando a la lideresa del Frente Nacional el 7 de mayo. Desde aquel simbólico triunfo del europeísmo de Macron, los futuros negociados en Chicago acompañaron la escalada del euro, que llegó a intercambiarse por 1,25 dólares el 1 de febrero del año pasado -máximo no visto desde finales de 2014-, elevando su apuesta alcista sobre la moneda común paulatinamente, hasta convertirla en la mayor de la historia el 17 de abril de 2018.
Poco después, el riesgo euroescéptico reencarnado en Italia por el Gobierno de La Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas y la divergencia entre la Reserva Federal (Fed), que continuó con su plan de subidas de los tipos de interés, y el Banco Central Europeo (BCE), que ha reconocido las incertidumbres y que anunció que no los tocará hasta después del verano, provocaron un giro de 180 grados de los especuladores y también del euro, que comenzó una depreciación de casi un 10%, hasta los 1,122 dólares de noviembre de 2018, los últimos mínimos del cruce, de los que apenas se ha alejado un 2% a día de hoy.
1,2 dólares
Las firmas de inversión se muestran, en general, más optimistas respecto al euro en su cruce con el dólar que los especuladores, y, de media, le conceden un recorrido alcista del 5% de cara al cierre del presente ejercicio, hasta los 1,2 dólares. Entre las firmas de inversión más optimistas con la 'moneda común' se encuentran Morgan Stanley o Nomura, que ven a la divisa alcanzando 1,3 dólares. Rabobank o Unicredit la dejan en 1,14.