
La japonización de la economía europea es un hecho. El envejecimiento de la población, la baja inflación y una deuda ofreciendo intereses en niveles ínfimos, en parte por los estímulos de los bancos centrales, son algunos de los factores que Europa ha copiado del país asiático en los últimos años.
En 2019 esta situación no se ha frenado y ha hecho que la rentabilidad de los bonos siga presionada a la baja, hasta el 1,11% que tocó ayer el bono español con vencimiento a 10 años, un nuevo mínimo anual que no se veía desde 2016. Los títulos franceses también lo hicieron, en su caso marcando una rentabilidad del 0,51% en la jornada.
Al conocerse ayer que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha vuelto a recortar las previsiones de crecimiento para la Eurozona, y un día antes de la reunión del Banco Central Europeo (BCE), que tiene lugar al mediodía de hoy, los inversores parecían descontar que el apoyo del organismo a la economía europea continuará durante los próximos meses.
Todos los bonos de la Eurozona, con la excepción del de Grecia, recibieron compras generalizadas durante la sesión. Los expertos no esperan que hoy se anuncien nuevas medidas por parte de la entidad, pero la actualización del cuadro macro del organismo puede dar pistas de hacia dónde se decantará en esta ocasión.
Mínimos de volatilidad
La volatilidad de los bonos soberanos europeos tocó mínimos nunca vistos el pasado 26 de febrero, en los 27,06 puntos, y ahora se mueve en los 27,4 puntos (se tiene en cuenta el índice de Merril Lynch que pondera la volatilidad de los swap entre el bono a tres meses frente a los de 2, 5, 10 y 30 años).
El filósofo e inversor Nicholas Taleb avisa del peligro de la baja volatilidad, que ahora acecha a los mercados de deuda europeos: "La mayor estabilidad que existe es el rigor mortis", ha llegado a señalar.