
El apetito de los inversores por la deuda soberana volvió a acrecentarse este jueves con la entrada en recesión técnica de Italia. Esta demanda de bonos en busca de refugio, especialmente de Alemania, llevó el interés de la referencia a 10 años de la principal economía de la eurozona hasta el 0,15%, cerca de los mínimos del 3 de enero -ver gráfico-, cuando la peor cara de la guerra comercial entre EEUU y China amenazó seriamente a la economía global. Estos niveles no se veían desde abril de 2017, cuando sobre la UE planeaba el riesgo de un cara a cara, en la segunda vuelta de las elecciones de Francia, entre los dos polos euroescépticos del país, Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen, y, según distintos expertos, podrían no ser el suelo de la rentabilidad del Bund en 2019, que incluso entraría otra vez en terreno negativo si la desaceleración del crecimiento, la debilidad de la inflación y los problemas de Italia profundizaran, dado que, además, su comportamiento seguirá distorsionado por la intervención del BCE.
De hecho, aunque la recta final en la que se encuentran los estímulos monetarios debería suponer un punto de inflexión para la deuda, desde donde comenzase una normalización, el interés del bono alemán ha retrocedido más de 40 puntos básicos desde el 0,6% que alcanzó en octubre de 2018. La autoridad monetaria está comprometida a mantener el precio oficial del dinero en mínimos históricos hasta el verano de 2019, y, aunque a finales de 2018 concluyó las compras de bonos, seguirá reinvirtiendo los vencimientos. Este escenario, y el convencimiento de que "el BCE no va a tener ningún motivo para incrementar los tipos", según asegura Miguel Ángel García, director de inversiones de Diaphanum, defienden una mayor caída de las rentabilidades, en contra "de la teoría de que el objetivo del Bund debería ser la suma del crecimiento y de la inflación, lo que en estos momentos lo llevaría hasta el entorno del 3%", añade el experto, quien admite que "el mercado seguirá distorsionado".
El equipo de analistas de Citi pone en cifras los distintos escenarios que podrían llevar hasta rentabilidades negativas a la referencia alemana –como ya ocurrió en 2016–, incluso hasta el -0,5% si coinciden un shock del crecimiento económico, una caída de la inflación hasta mínimos de 2016 y una importante pérdida de credibilidad de Italia, en forma de bajada de la calificación de su deuda. "Se supone que el rendimiento del Bund aumentará en 2019: el consenso lo lleva hasta el 0,89%, pero si incorporamos escenarios de desaceleración y de baja inflación podría alcanzar el 0%", explican los expertos del banco de inversión, quienes detallan que la credibilidad de esta predicción reside "en la combinación de ambos factores", y que se agravaría si se extendiera un clima de desconfianza hacia Italia.
Para construir su modelo de comportamiento del Bund, Citi introduce el comportamiento del PMI manufacturero de la eurozona (el índice que recoge la opinión de los empresarios sobre la marcha de la industria), que en su última lectura, la de enero, se quedó en el límite que marca una sentimiento de expansión de la actividad, en 50,5 puntos, tras desplomarse 10 enteros desde los 60,6 de diciembre de 2017. Por debajo de los 50 puntos se apunta a contracción, según este estudio que realiza Markit. Por otra parte, la inflación se encuentra en el 1,6%, todavía incapaz de alcanzar el objetivo del 2% del BCE, y Citi teme que se vaya a mínimos de 2016, cuando se quedó en el 1,25%.