
A pesar de que termina el programa de compra de activos, la sombra del Banco Central Europeo (BCE) seguirá siendo alargada en el mercado y sobre la deuda de la zona euro. Ésa es la conclusión que deja la última reunión del año del organismo, en la que Mario Draghi, su presidente, confirmó el final de las compras de bonos a finales de este mes. Sin embargo, el banco central mantendrá su presencia intacta en los mercados. Draghi explicó ayer que la reinversión cuando lleguen a vencimiento de los 2,6 billones de euros de deuda que ha comprado bajo el paraguas del QE se hará "en su totalidad" y durante "el tiempo que sea necesario".
El otro factor que generaba expectación de la reunión fue conocer las nuevas previsiones de crecimiento del PIB y de la inflación de la eurozona. En el primero, el organismo ha llevado a cabo un recorte de una décima en su estimación para 2018 y 2019, hasta el 1,9 y el 1,7%, respectivamente. Para 2020 la previsión de crecimiento se mantuvo intacta en el 1,7%, y para 2021 la primera estimación que ha lanzado el BCE apunta a un avance del PIB algo más lento, del 1,5%, que reconoce una mayor debilidad del crecimiento en el largo plazo, algo propio de un ciclo de crecimiento ya maduro.
Las perspetivas de inflación también se modificaron, en este caso sin una dirección concreta: para 2018 la previsión del BCE aumentó una décima hasta el 1,8%, mientras para 2019 se redujo al 1,6%. Para 2020 se mantuvo estable en el 1,7%, y la nueva estimación, la de 2021, apunta a un avance de los precios del 1,8%, aún por debajo del objetivo del BCE del 2%.
De lo que no se conocieron nuevas noticias fue de los tipos de interés: se mantuvieron intactos, en el 0% para los tipos de referencia y en el -0,4% para la facilidad de depósito y seguirán en estos niveles al menos "hasta el verano del próximo año", como ya avisó hace tiempo el organismo.
La 'paloma' optimista
Desde Monex Europe concluyeron tras la reunión que "se ha descubierto una nueva especie en el consejo de gobierno: la paloma optimista [así se denomina a los miembros del BCE más partidarios de mantener políticas de estímulos]". La firma continúa señalando cómo "a pesar del conato de optimismo de Draghi, no puede evitar la sensación de que el programa de compras de deuda de BCE termina con un sollozo lastimoso, y no con un glorioso bang", concluyen.
Y es que, si bien Draghi sigue sacando pecho de las bondades de sus medidas, y ayer llegó a decir que "el QE ha sido por momentos el único factor" que tiraba del carro "de la recuperación", el debate entre los miembros del BCE sobre la debilidad que está sufriendo la economía de la eurozona fue, en palabras de Draghi, "la clave de la discusión" en la reunión de ayer.
El presidente esgrimió dos razones que pueden estar detrás del último frenazo, siendo la primera "un avance más acorde con el crecimiento potencial", después de un año 2017 en el que la economía se recuperó por encima de este último. La segunda razón que puede explicar el último frenazo, según Draghi, es "un aumento de la incertidumbre general", que acaba trasladándose a la economía real.
Como conclusión, el presidente del BCE señaló sobre la recuperación, exhibiendo su nuevo plumaje de paloma optimista que "sigue la confianza, pero con un aumento necesario de la precaución".
Compras de euros y bonos
El mercado reaccionó a la reunión comprando el tono bajista de Draghi, vendiendo euros y comprando bonos soberanos de países de la eurozona. Juan Fernando Robles, profesor de banca y finanzas, explica cómo "una subida de tipos de interés lo que hace es atacar al precio de los bonos. Si los van a subir, estos pierden valor, pero si se retrasa, automáticamente se puede producir un repunte". Eso ocurrió ayer, con compras de bonos especialmente fuertes en Italia y Portugal, cuyos títulos cayeron en rentabilidad en torno a 4,5 puntos básicos.