
Fatih Birol, director general de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), advierte de que caminamos hacia una nueva crisis del petróleo, tal y como recoge su publicación de referencia, el World Energy Outllok, y alerta de que no estamos preparados para afrontarlo.
El petróleo WTI ha caído de los 50 dólares por barril, ¿vamos hacia una nueva crisis?
Sí y me temo que no estamos preparados para una crisis del petróleo. Lo que veo es que en energía, especialmente en el petróleo, la geopolítica está muy relacionada. Hay incertidumbres en el terreno geopolítico que afectan a los mercados del petróleo. Hemos afrontado en el pasado los impactos de la geopolítica pero en esta ocasión estamos en un nivel sin precedentes, lo que no son buenas noticias. En los próximos años veremos más volatilidad que la actual. Hoy lo importante para los gobiernos y para las compañías es mirar de arriba a abajo la situación para evitar que las economías se vean negativamente afectadas.
¿Qué provoca esta volatilidad?
Hay varios elementos. Las inversiones de los últimos años han sido históricamente bajas, muy, muy bajas. Nunca habíamos visto un periodo tan largo de tan pocas inversiones y eso tendrá consecuencias. En segundo lugar veremos un crecimiento de la demanda y en tercer lugar, lo que en mi opinión supone un mayor un reto, son los acontecimientos geopolíticos alrededor del mundo. Tenemos una demanda fuerte global, la falta de grandes inversiones para los proyectos petrolíferos y las tensiones geopolíticas.
Tenemos una polémica en España sobre la prohibición de venta de coches de combustión en el año 2040, ¿qué le parece? ¿Está al tanto de la misma?
Sí. Depende del contexto del país y de las condiciones hay un número creciente de coches eléctricos. Este año habrá más de tres millones de coches eléctricos, pero no debemos olvidar que son menos del 1% de las ventas totales de coches en el mundo. Y si alguien quiere lanzarse al coche eléctrico debe saber cuál es su coste económico y cuál es el coste de la infraestructura para reeemplazar a los vehículos de combustión.
Pero, ¿qué le parece?
Depende de los diferentes países y de las condiciones.
¿Puede abandonar Europa la energía nuclear?
Es una cuestión que deben decidir los gobiernos de cada país pero pienso que mi recomendación es que antes de abandonar la energía nuclear deben preparar el plan B para saber como van a suministrar electricidad sin problemas de seguridad de suministro. En segundo lugar, hay que buscar energía libre de emisiones de CO2 y saber cómo acompasar esta salida de la energía nuclear y en tercer lugar saber qué carburantes van a sustituir a la energía nuclear y si van a ser capaces de suministrar energía sin interrupciones. Todas estas son cuestiones que los gobiernos deben responder antes de encarar la despedida de las centrales nucleares.
¿Probablemente eso requerirá de la adopción de mecanismos de capacidad?
En muchos países se necesita que las grandes empresas adopten estas medidas. La flexibilidad es la palabra mágica. Cualquier gobierno que tome decisiones tan radicales como cerrar las centrales nucleares o incrementar sustancialmente la potencia eólica y solar sin tomar medidas para dotar de flexibilidad al sistema, cometerán un error. La flexibilidad es la regla de oro de los sistemas energéticos renovables.
¿Cómo pueden gestionar los gobiernos la transición energética en un escenario de precios crecientes? ¿Cree que es difícil convencer a la población de la necesidad de realizar estas inversiones si no pueden permitirse pagar la factura?
El impacto de los altos precios en países como los europeos es diferente al que tienen en India o África. Quizás es mejor y más asequible en las economías más avanzadas que en las economías en desarrollo o emergentes. En Europa es muy importante que los precios de la electricidad no estén por las nubes. De otro modo, la implicación negativa no será sólo para los hogares sino también para la industria y la competitividad frente a otros países que disfrutan de precios más bajos de la energía. Es muy importante que con una mano empujemos la sostenibilidad de nuestro sistema energético y por otra se tenga en cuenta la asequibilidad de los precios de la energía para la economía.
El World Energy Outlook de este año destaca el papel del agua en la energía. ¿Qué papel jugará en la transición energética?
El agua será importante para la energía y la energía será importante para el agua porque en un mundo donde el cambio climático se está convirtiendo en importante, el rol del agua será más crítico. El agua se necesita para las torres de refrigeración pero si sube la temperatura será difícil enfriar estas centrales. Al mismo tiempo se necesita agua para los biocarburantes, para el gas natural y lo más importante, para la hidroeléctrica. Así que cada vez más el agua y la energía estarán relacionados.
Seis de la diez mayores compañías energéticas del mundo ahora son chinas. ¿Se ha hecho algo mal en Europa para perder ese liderazgo?
Europa perdió su posición de liderazgo en el mercado energético global simplemente porque el crecimiento del consumo eléctrico de China ha sido muy grande, hasta convertirse en el mayor consumidor, mientras en Europa no hemos visto movimientos de consolidación en este tiempo pero esto no significa que Europa haya perdido sus prioridades en el mercado energético global y todavía hay algunas áreas en las que Europa puede jugar un papel importante y resultar ganadora como son las energías renovables y las redes. Me refiero, especialmente, a la energía eólica y a la eólica marina que puede ser un área de crecimiento para las empresas del sector. En segundo lugar, las redes inteligentes son una gran oportunidad para las empresas europeas para ser líderes en el mundo en el que crece la capacidad instalada. India también viene muy fuerte.