El petróleo de tipo Brent, de referencia en Europa, ha cerrado este mes de noviembre con una caída cercana al 22%. Este desplome mensual es el más importante desde octubre de 2008, un mes después de la quiebra de Lehman Brothers y con la gran crisis financiera vapuleando los mercados y dejándose sentir en la economía real. Hoy, la desaceleración de la economía mundial obstaculiza el crecimiento de la demanda de crudo, mientras que la oferta está aumentando más rápido de lo esperado. El resultado es la acumulación de inventarios y la caída de los precios.
El barril de Brent terminó la última sesión de octubre en 75,47 dólares. Este último día de noviembre, este tipo de crudo ha cerrado levemente por encima de los 59 dólares por barril, protagonizando una caída del 21,57%.

En la sesión presente, el Brent y el West Texas, de referencia en EEUU, han llegado a caer más de un 2% después de que Alexander Novak, ministro de Energía de Rusia, haya asegurado que "el rango de precios actual es cómodo para los productores y los consumidores", en una entrevista con la agencia estatal rusa Tass.
"La escalada hasta los 86 dólares por barril fue a corto plazo, principalmente influida por la situación de Irán", ha añadido el ministro. Estos comentarios tiran por los suelos la esperanza de que Rusia acepte nuevos recortes en la producción, una hipótesis que filtró ayer Reuters tras conversar con varias fuentes rusas.
Tres sesiones críticas
El mes ha sido muy convulso para el oro negro. En los últimos 30 días ha habido tres sesiones en las que el precio del crudo se desplomó más de un 6%, algo poco habitual en un solo mes.
El rápido incremento de los inventarios en EEUU es una muestra de que se está produciendo mucho petróleo a la par que un crecimiento timorato de la demanda. Los inventarios han pasado de los 422 millones de barriles de la última semana de octubre hasta los 450 millones de barriles, según el dato publicado por la Agencia de la Energía de EEUU este miércoles. Un aumento de 28 millones de barriles que no ha pasado desapercibido para los mercados.
Durante los primeros meses de 2018 se estimaba que la demanda mundial de petróleo crecería alrededor de 1,5 millones de barriles por día en 2019. Las últimas estimaciones hablan de un incremento de 1,1 millones o menos. A esto se le suma que EEUU está produciendo más petróleo que nunca (11,7 millones de barriles por día), Canadá está haciendo lo propio, mientras que Arabia Saudí (mayor exportador del mundo de crudo) también ha estado abriendo las espitas tras las persistentes quejas de Donald Trump, que acusaba a la OPEP de los elevados precios del crudo registrados a finales del verano y principios de octubre.
El petróleo Brent llegó a rebasar los 86 dólares por barril en los primeros días de octubre, marcando máximos desde 2014. Desde ese pico, la caída del crudo ha sido de más del 31%.
Ahora, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se encuentra en una encrucijada. Por un lado ven la necesidad acuciante de recortar la producción de petróleo para equilibrar el mercado, pero por otro se ven en la obligación de acercar posturas con Donald Trump, que sin duda estará pendiente de los acontecimientos en el mercado de petróleo.
EEUU sigue importando crudo
Aunque EEUU produce mucho petróleo, pero su consumo equivale a unos 20 millones de barriles por día, por lo que se ve obligado a importar alrededor de 10 millones de barriles al día, de los cuales unos 3,7 millones llegan desde la OPEP.
Los países del Golfo Pérsico quieren mantener a EEUU como cliente. En un contexto global marcado por las tensiones comerciales y los aranceles, Arabia Saudí y sus aliados podrían ser más cautelosos que en otras ocasiones a la hora de cerrar las espitas para buscar un alza de los precios del crudo.
La OPEP y sus aliados han hablado de recortes de la producción de entre 1, y 1,4 millones de barriles por día. Pero no se ha puesto fecha a la ejecución de esta maniobra y cada vez se duda más del volumen final de los recortes, como reconocieron ayer jueves dos fuentes rusas a Reuters.