
La fiscalidad de los planes de pensiones privados -que es la gran baza de unos productos que tradicionalmente han rentado menos que los fondos- volvió a ponerse de actualidad el pasado mes de septiembre, cuando Podemos propuso al PSOE eliminar las ventajas fiscales de estos productos.
Ventajas con las que el Gobierno lleva años incentivando el ahorro de cara a la jubilación y que se reducen a dos: por un lado, quien contrata un plan puede deducirse las aportaciones que realiza, lo que le permite bajar su base imponible y por tanto, pagar menos impuestos; por otro lado, no tributa por los beneficios que genera el plan hasta que lo rescata. La propuesta de la formación morada fue finalmente rechazada por el Gobierno, pero reactivó el debate sobre qué tipo de ahorradores se benefician realmente de estas ayudas.
Es un hecho que los planes de pensiones favorecen más a las rentas más altas. En la tabla que puede consultarse bajo estas líneas, elaborada por Abante Asesores, puede verse cómo una aportación idéntica, de 4.000 euros, supone un ahorro de 1.042 euros -respecto a la no aportación- para una persona que cobre 25.000 euros brutos al año, y de 1.510 euros -un 45% más- para otra que perciba un salario de 60.000 euros. Dicho de otro modo, los 4.000 euros que mete un profesional de salario medio-bajo en su plan valen menos que los 4.000 que aporta un trabajador de renta alta. Si nos vamos a la aportación máxima, de 8.000 euros, la diferencia entre lo que consiguen ahorrar estos dos niveles salariales se amplía de los 1.605 hasta los 2.966 euros; el inversor de sueldo elevado ahorra un 85% más que el que cobra menos.
El motivo son los diferentes tipos que se aplican a cada tramo salarial. Siguiendo con el mismo ejemplo, a quien cobra 25.000 euros, Hacienda le devuelve el 26% de esa aportación de 4.000 euros (de ahí los 1.042 euros), mientras que en el caso de alguien que cobre 60.000 euros, el porcentaje sube al 37,7% -de ahí los 1.510 euros-.
"Es una constante que los planes de pensiones interesan a las personas con más renta, por eso la propensión a invertir en estos productos aumenta a medida que sube el nivel de ingresos", comenta José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda (Gestha). Los expertos consultados coinciden en la idea de que estos productos pueden interesar a cualquier tramo salarial, pero que son los más altos los que más se benefician de ellos.
Hasta ahora nos hemos referido a las aportaciones, dejando claro que las rentas altas son las que más se desgravan. El otro punto clave es el del rescate del plan -que se realiza, presumiblemente, tras la jubilación, aunque hay otros supuestos- con los beneficios que ha generado -no sólo tributan éstos, sino todo el dinero aportado al plan-. Y la clave para hacerse o no un plan de pensiones, desde el punto de vista fiscal, se resume en que estos productos interesan siempre y cuando el tipo marginal que se paga por el rescate sea inferior o igual al que se ahorra al hacer la aportación. Dicho de otra forma: que lo que nos deduzcamos a lo largo de los años compense lo que vamos a pagar al recuperar el dinero.
Un tipo más bajo tras la jubilación
Volviendo al cuadro de la página siguiente, para saber si a la persona que gana 60.000 euros y aporta 4.000 euros le interesa hacerse un plan, habría que comparar la columna del porcentaje de la aportación que le devuelve Hacienda con el tipo que se le quedaría una vez jubilado. Por cada euro que ha aportado a planes, Hacienda le devuelve el 37,74%. Ahora bien, ¿cómo saber cuál será su tipo tras la jubilación? Hay que verlo caso por caso, ya que dependerá de la pensión que perciba, además de otras rentas, como alquileres, si las tiene. El ahorrador deberá estimar cuánto va a cobrar una vez jubilado y comprobar si, al rescatar el plan, ese tipo sube por encima de ese 37,74%. Si no es más alto, le habrá compensado aportar.
A diferencia de otros productos de ahorro, los rescates en planes de pensiones tributan como rentas de trabajo y, por tanto, a tipos que van desde el 19 hasta el 45% -y no como rendimientos del ahorro, a los que se aplican tasas más bajas, entre el 19 y el 23%-.
Es importante saber cómo funcionan los tramos del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Es fácil de explicar con un ejemplo. Si nos fijamos en el gráfico de la página siguiente, a una persona que cobre 36.000 euros ya le correspondería, aunque por poco, un tipo impositivo del 37%. Pero ese 37% no se aplica a todos sus ingresos, sino solo a la parte de los mismos que superen los 35.200 euros -es decir, 800 euros-. Los primeros 12.450 euros de su salario tributan por un 19%; desde ahí hasta los 20.200, por un 24%; y de ahí hasta los 35.200, por un 30%.
Generalmente, las personas de ingresos más elevados prevén percibir rentas más bajas después de la jubilación que antes de la misma, más aún con un sistema público de pensiones que se sabe insostenible. De ahí que esperen que se les aplique un tipo inferior al actual y que, por tanto, sea más frecuente que les compense tener un plan de inversiones. Todas las deducciones que han ido disfrutando suelen compensar lo que pagarán por el rescate.
A ello se suma que las rentas más bajas tienen muy poco margen de maniobra. "El 85% de los declarantes españoles ingresa menos de 30.000 euros y con esa renta anual es complicado que puedan pagar su hipoteca o su alquiler, hacer frente al consumo familiar y, además, invertir a largo plazo", reflexiona Mollinedo.
Otra opción a la que apunta Fernando Luque, editor senior de Morningstar, para que los planes de pensiones sean atractivos y escapen al hachazo fiscal a la hora de recuperar el dinero es que se reinvierta el ahorro fiscal. Con él está de acuerdo José Luis Manrique, director de estudios de Inverco, que explica que esa reinversión del ahorro es una potentísima herramienta que muy pocos partícipes utilizan. "Echamos de menos la concienciación sobre el ahorro sistemático", comenta. Los ahorradores también hacen mal al aportar sólo a finales de año, "ya que pierden oportunidades de mercado"", añade.
Mejor esperar para rescatar
El pasado febrero, el Gobierno de Mariano Rajoy anunció una medida que pretende hacer más líquidos los planes de pensiones: sus propietarios podrán, a partir de 2025, retirar las inversiones de más de 10 años -es decir, las realizadas en 2015- que tengan en estos productos. La decisión despertó críticas por el temor a que esa ventana de liquidez provoque una fuga de dinero de los planes de pensiones.
Que se cumpla este temor del sector dependerá, en gran medida, de la coyuntura del mercado en 2025, así como de la situación personal de cada inversor, aunque los expertos recomiendan no recurrir a ese ahorro antes de la jubilación. Esperar unos años puede implicar un gran ahorro desde el punto de vista fiscal, sobre todo si el rescate se realiza en forma de capital, como se hace en prácticamente la mitad de los casos. "Si rescatas el dinero antes de jubilarte, vas a tener que pagar más impuestos porque la pensión de jubilación suele ser inferior al salario, ya que hay que sumar lo que rescatas a tu renta del trabajo", afirma Paula Satrústegui, directora de asesoramiento patrimonial de Abante Asesores.
Según los últimos datos, el 49% de los rescates se realiza en forma de capital, un 26% adicional en forma de rentas y un 24% más con fórmulas mixtas. Desde Inverco esperan que el porcentaje de capitalizaciones del plan de pensiones se reduzca, ya que las rentas son más eficientes fiscalmente, al implicar tipos más bajos. Muy diferente era la situación hasta 2007, cuando el 40% del capital rescatado estaba exento de tributación.
A diferencia de otros productos de ahorro, los rescates en planes de pensiones tributan como rentas de trabajo y, por tanto, a tipos que van desde el 19% al 45% y no como rendimientos del ahorro, con tipos de entre el 19 y el 23%; y una de las reclamaciones históricas del sector es, precisamente, que las plusvalías se consideren rendimientos del ahorro.
¿Menos rentables que los fondos?
1,8% es la rentabilidad media anual de los planes de pensiones de renta fija mixta a 10 años, según los últimos datos de Inverco, de cierre de septiembre. Baten -en contra de lo que suele pensarse- a los fondos de inversión de esta categoría -que consiguen un 1,4%-, y empatan con ellos en el corto plazo -a un año-. En renta variable, los fondos sí superan a los planes al anotarse un 6,3% a 10 años frente al 5,6% de los planes -y también los baten a un año-.