Bolsa, mercados y cotizaciones

Las pérdidas del inversor defensivo excavan hasta la profundidad del 2,4%

  • Según crece el peso de la renta variable las minusvalías llegan al 4%
Foto: Archivo

El mercado está mostrando su cara más amarga, una en la que pocos activos sirven como refugio. De un lado, las bolsas han encontrado otra excusa más para corregir en el repunte que se ha producido en las rentabilidades de los bonos (mayores que a comienzos de año y, por tanto, empiezan a ser competencia para la renta variable). Pocas plazas en el mundo escapan de las pérdidas este año, y el Ibex 35 no es ninguna excepción, es el segundo índice más penalizado de Europa. Del otro, esos intereses más altos que ofrece ahora la renta fija se deben a la caída de su precio, que deja minusvalías latentes a quien comprase un bono en enero y lo mantenga en la actualidad. La consecuencia es que el grueso de las carteras está en números rojos a dos meses y medio de acabar el año, con independencia del perfil del inversor. No se salvan ni los más defensivos: sus pérdidas rozan el 2,5%, según los datos de Morningstar, que es lo que ceden de media los fondos mixtos de esta categoría.

Este tipo de inversor, que como mucho destina un 35% de su patrimonio a la renta variable y el resto lo invierte en renta fija, se ha visto penalizado por ese incremento que se ha producido en la rentabilidad de los bonos, que se mueven al son de las expectativas manejadas para el precio oficial del dinero. Aunque son distintas según de qué banco central se trate, todos transitan por el mismo camino: el que conduce a la normalización. Y eso implica volatilidad para la deuda.

En Europa, donde el Banco Central Europeo (BCE) dejará de comprar bonos este mismo mes, el mercado no prevé un alza de tipos hasta septiembre de 2019. El ciclo en Estados Unidos, sin embargo, está más adelantado: allí, la Reserva Federal (Fed), animada por la solidez de su economía, ya ha elevado los tipos en ocho ocasiones desde 2015 (la última en septiembre) y la expectativa es que los incremente una vez más en diciembre de este año. Es ella una de las responsables de que la renta fija haya despertado del letargo en el que ha estado sumida en los últimos años.

A raíz de tales alzas , la rentabilidad del bono americano a diez años -activo refugio por excelencia junto al alemán- ha avanzado del 2,4 al 3,15% en lo que va de año, lo que implica minusvalías por precio del 2,9%. Y llegaron a ser aún mayores semanas atrás porque su rentabilidad escaló hasta el 3,23%, el nivel más alto de los últimos siete años. "La correlación entre la renta variable y la renta fija pública ha pasado a ser positiva recientemente, de tal modo que las acciones y los bonos del Tesoro de Estados Unidos caen al mismo tiempo.

Como en episodios anteriores, lo consideramos un fenómeno temporal y pensamos que las correlaciones volverán a sus cifras negativas a largo plazo", señala Andrea Iannelli, director de inversiones de renta fija de Fidelity.

Pero lo que sucede con la deuda americana es solo un ejemplo porque el conjunto de la deuda pública a nivel global se deja otro 3,2% desde enero, según el índice agregado de Bloomberg-Barclays; mientras que la europea cede un 0,76%. Y si se incluye a la corporativa el resultado no es muy diferente: el índice que agrupa bonos públicos y corporativos cede este año un 0,45%. De acabar con pérdidas, sería la tercera vez que sucede desde 1991.

Ningún perfil se escapa

Sin que este activo actúe de colchón en las carteras y minimice el impacto negativo de la renta variable, penalizada además de por la subida de la rentabilidad de los bonos por los tambores de guerra comercial y la incertidumbre política en Italia, entre otros factores, sin que exista un deterioro de los fundamentales detrás, los perfiles moderados (que invierten entre un 35 y 65% en bolsa) también encaran pérdidas del 3,15%. Son menores, lógicamente, que las que sufren los inversores más expuestos a la bolsa y que están dispuestos a invertir en ella más del 65% de su dinero. Más que nada porque ninguna gran plaza europea se desmarca de las caídas este año, y las americanas, que parecían no tener techo dibujando máximos históricos día sí y día también, corrigen un 5% desde finales de septiembre. Esa combinación, de deuda y bolsa en negativo, ha llevado a que las pérdidas de los perfiles más agresivos se eleven hasta el 3,5% este ejercicio.

Las más penalizadas están siendo, no obstante, y contra todo pronóstico, las carteras más flexibles que por definición pueden ir variando su exposición a la renta variable y a renta fija en función del momento de mercado. Los fondos mixtos que aplican esta filosofía se dejan, de media, un 4% desde enero, según Morningstar.

La importancia de elegir bien el fondo

Dentro de que todas las carteras sufren pérdidas medias con independencia del riesgo que asuman, aquel que invierta vía fondos debe tener en cuenta que no es lo mismo elegir uno u otro dentro de una misma categoría. Dentro de los mixtos defensivos, la diferencia es tal que mientras dos están en positivo ('Mixed Conservative', de Esfera Capital y 'Fondguissona', de GVC Gaesco, con retornos del 0,38% y 0,94%, respectivamente), otros pierden un 6,5%, como 'Bantleon Opportunities'. Y lo mismo sucede con los mixtos agresivos, donde la diferencia entre el mejor y el peor fondo es de 8 puntos; los moderados (más de 16 puntos) y los flexibles (unos 19 puntos).

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