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Ferrovial, ACS y Dia son las españolas más vulnerables ante el final del programa de estímulos del BCE

  • Los expertos prevén un mercado de emisiones muy activo
Mario Draghi, presidente del BCE.

El Banco Central Europeo (BCE) decidió ampliar su programa de compra de activos a los bonos corporativos con alta calificación crediticia en marzo de 2016, que se ha saldado con la caída significativa en los tipos de interés tanto de los bonos elegibles por la institución como de "aquellos valores con peor calificación crediticia", en palabras del Banco de España, que se quedaron fuera del mismo. Y ahora que se acerca su final -a partir de octubre se reducirá la cantidad de compras de deuda, donde se incluye también a la pública, de 30.000 a 15.000 millones de euros, para acabarlas en diciembre-, existe más de una veintena de compañías europeas que, según UBS, serán más vulnerables a esa reducción de liquidez. Entre ellas, tres españolas: Ferrovial, ACS y Dia.

El banco suizo estima que estas empresas correrán más riesgo ante la ampliación de los spreads (diferenciales) que inevitablemente estima que se producirá, esta vez sí, cuando se acabe el QE en base a cuatro razones. En concreto, porque el apalancamiento de todas ellas se ha incrementado desde que el BCE empezó a disparar su artillería, en enero de 2015, que al principio solo incluía el papel que emitían los gobiernos; también porque su deuda recibe una nota de BBB+ o inferior para Standard and Poor's -un suficiente- y, además, han emitido más bonos en euros que la media durante este periodo (ver gráfico). Habla de otro aspecto en contra más y es que su calificación no ha visto ninguna mejora desde 2014 o, incluso, ha empeorado.

No ha sido el caso del rating de Ferrovial, de Dia ni de ACS, ya que se ha mantenido estable desde entonces. De las tres, Ferrovial es la que cuenta con un importe mayor de deuda emitido en el mercado. En concreto, 2.300 millones de euros que se concentran en cinco emisiones: una de ellas perpetua, y el resto con vencimientos entre 2021 y 2025.

Tras ella se sitúa ACS, con otros 1.740 millones que se articulan mediante otras cuatro emisiones. Es, de las tres, la que antes deberá a hacer frente a vencimientos, ya que dos de esas emisiones llegan a su fin en octubre de este año, mientras que el resto vence en 2019 y 2020. Los bonos de ambas, a diferencia de los de Dia, entran dentro del universo elegible del BCE.

En el caso de la cadena de supermercados, que se estrenó en el mercado de capitales en 2014 con una emisión de 500 millones, justo un año antes de que la institución que capitanea Mario Draghi anunciase el QE, tiene, además de esta, que vence en julio de 2019, otras dos más. Una emitida en 2016 con término en 2021 y otra en 2017 con fin en 2023.

A pesar de que el BCE ya redujo parte de sus estímulos en enero de este año, cuando las compras de deuda bajaron de 60.000 a 30.000 millones de euros (desde este importe dedica una parte, que oscila cada mes, a la compra de bonos corporativos), el impacto en las rentabilidades de la renta fija no ha sido el vaticinado por los expertos en años anteriores, en parte, dicen, porque esa menor demanda del BCE ha estado compensada por una menor oferta.

Según datos de Bloomberg, las empresas del Viejo Continente han emitido en lo que va de año alrededor de 378.000 millones de euros en bonos, un 5% menos que el año pasado a estas alturas. Para igualar la cifra de 2017, cuando se colocaron más de 533.000 millones de euros, récord desde al menos 2007 (último dato disponible), las empresas deberían lanzar otros 155.000 millones en lo que resta de ejercicio.

Reactivación de las emisiones

Para evitar precisamente que se produzca una ampliación de los diferenciales, dicen en UBS, se necesitaría que las nuevas emisiones siguieran frenándose, como lo han hecho hasta ahora, algo que consideran poco probable porque, en su opinión, "habrá deseo por parte de las empresas de obtener financiación antes de que las compras del BCE se acaben". Su visión coincide con la de Albert Grau, de Argenta Patrimonios: "Esperamos un mercado muy activo a partir del mes de septiembre porque hay necesidad de financiación y porque llevamos meses con un mercado parado y mucha incertidumbre".

Hasta ahora, otra de las palancas que también ha restado inestabilidad al mercado de deuda ha sido el apetito del inversor asiático, que durante el año se ha decantado por la europea aprovechando el plus de rentabilidad que todavía ofrece. Sin embargo, en opinión de los expertos, las posibilidades de asistir a nuevas caídas de los spreads se reducen: "Vemos poco probable un estrechamiento fuerte de diferenciales de crédito", concluye Francisco Sainz, CIO de Imantia.

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