
El Banco Central de Turquía (CBRT, por sus siglas en inglés) se reúne hoy en pleno desplome de la lira y con la inflación disparada al 18%. En su última decisión evitó subir los tipos de interés por las injerencias del Gobierno de Erdogan. Ahora, arrinconado por la situación, no le queda más remedio que aumentar las tasas pero los expertos alertan de que no será suficiente para contener los precios.
Ir en contra de las expectativas del mercado cuando se deciden las medidas de política monetaria de un país es jugar con fuego y Turquía ya lo sabe bien. Como había prometido en campaña electoral, el presidente Erdogan extendió sus tentáculos sobre el banco central del país tras las elecciones del pasado mes de junio, y su negativa a subir los tipos en la reunión de julio, a pesar de que la inflación seguía disparada por encima del 15%, sentó como un bofetón a la divisa del país: la lira turca, que ya de por sí atravesaba un año complicado en sus cruces con el dólar y el euro, se desplomó en ambos cruces.
Desde entonces no ha sido capaz de levantar cabeza, y acumula una caída del 40% frente a la divisa europea en lo que va de año. Viendo la reacción de los inversores ante su negativa a subir tipos, Berat Albayrak, ministro de finanzas y yerno de Erdogan, reculó y anunció hace dos semanas que el banco central cambiaría sus políticas en el encuentro que tiene lugar hoy. Eso, sin embargo, es un arma de doble filo, ya que el mercado se ha posicionado descontando un aumento, y cualquier decepción supondrá un duro golpe para la divisa turca.
La solución pasa, según los expertos, por acometer una subida de tipos de una magnitud suficiente para poder contener a la inflación, e insuflar confianza en los inversores para frenar la salida de capitales que está viviendo el país. Javier Santacruz, economista investigador de la Universidad de Essex, espera que se lleve a cabo una subida "entre 150 y 300 puntos básicos. Un avance de 150 puntos básicos volvería a poner en positivo los tipos de interés reales -los tipos descontando la inflación-, mientras que una subida de 300 puntos básicos revertiría la fuga de capitales".
Paul Greer, gestor de fondos de Fidelity, señala cómo "el mercado espera claramente que el banco central suba los tipos con fuerza. La parte corta de la curva descuenta ahora un aumento de alrededor de 300 puntos básicos", un incremento que supone "la previsión de mayor magnitud para una reunión del Comité de Política Monetaria de Turquía desde hace bastante tiempo".
El experto avisa de que "a tenor del historial de Turquía defraudando a las expectativas en las reuniones del banco central, y dado que el posicionamiento a corto plazo del dólar con la lira se ha despejado durante la pasada semana, los riesgos están ahora orientados a la baja en los mercados turcos", explica.
El gestor considera que "una subida de tipos de 500 puntos básicos, o más, demostraría que el banco central está firmemente comprometido con la estabilidad cambiaria y con la rebaja de las expectativas de inflación a medio plazo".
El mercado estará muy atento a la decisión del CBRT. Entre julio y agosto el desplome de la lira sacudió a las bolsas, especialmente al banco español BBVA.
En el primer semestre del año en torno al 12% del beneficio de la entidad española procedía del país otomano. De hecho, su exposición al país es tal que desde que comenzó la crisis de la lira turca a principios de agosto el banco español se ha dejado en el parqué más de un 12%, lo que supone una pérdida de valor de 4.881 millones de euros.