
Durante los últimos años las grandes compañías españolas se han visto afectadas por el Brexit, la recesión en Brasil o la incertidumbre en México tras la victoria de Donald Trump. Turquía ha sido el último país en sumarse a los palos en las ruedas del índice español, que mira con temor a un posible contagio al resto de mercados emergentes. Y es que, según los datos de Bloomberg y Worldscope recopilados por Barclays, el 31% de la facturación de las cotizadas del Ibex 35 procede de estos países. Esta cifra contrasta con el 21% que suponen en la Eurozona, el 22% de Reino Unido o el 10% de Estados Unidos.
En principio, los analistas descartan que los contratiempos otomanos desemboquen en una crisis de todos los emergentes, pero si la situación se complicase la fotografía dejaría a España en una situación precaria. "No pensamos que las dificultades en Turquía causen muchos problemas en otros emergentes, ya que tienen lazos limitados con el país. Dicho esto, se suma a los vientos en contra que han aparecido en los últimos meses: la economía china se está ralentizando, los emergentes están aplicando una política monetaria más dura y la guerra comercial está recrudeciéndose", advierten desde Capital Economics.
Con este escenario de fondo, el índice de MSCI que recoge las principales compañías de la Eurozona con exposición a emergentes cotiza prácticamente plano en lo que va de año, pero retrocede un 5% desde máximos y los analistas alertan sobre los riesgos que afrontan las empresas más expuestas a estas economías.
"Somos prudentes con las firmas con exposición emergente en Europa. Somos conscientes del entorno complicado de fondo que existe y la incertidumbre por los aranceles probablemente siga pesando en el sentimiento en el corto plazo. Esto es especialmente notable en agosto, donde la limitada liquidez podría exacerbar los movimientos", advierten en Barclays.
Contagio a las divisas
Dentro del Ibex 35, el nivel de exposición entre unas compañías y otras varía sustancialmente, pero más de un tercio del índice español de referencia -13 valores- obtiene el 20% o más de su facturación en países emergentes, según datos de FactSet. Estas empresas son las que más han sufrido desde que estalló la crisis con Turquía, dejándose más de 10.000 millones de euros de capitalización desde el cierre del pasado lunes.
Los problemas otomanos han generado una importante debilidad de las divisas emergentes, lo que supone un problema para estas firmas a la hora de repatriar sus beneficios. "Después de dos años de fuertes entradas de dinero en emergentes, las subidas de tipos en Estados Unidos, la ralentización del momentum de crecimiento global y el aumento de las incertidumbres políticas a nivel global hacen que las monedas de aquellas economías caracterizadas por un mayor endeudamiento y con dependencia de la financiación extranjera sean particularmente vulnerables a las salidas de capital", especifica Ann-Katrin Petersen, estratega de inversión en Allianz Global Investors.
Como muestra, el principal mercado emergente del Ibex 35 es Brasil, donde genera el 7,5% de su facturación, según los datos de FactSet. Desde el pasado lunes el real se ha depreciado algo más de un 2%, frente al euro, ampliando su caída en el año hasta el 10%.
Aun así, no todas las compañías han sufrido en el mismo grado, ya que algunas firmas como Naturgy, Acerinox, Cie Automotive o Ferrovial logran salvar la semana con tímidas subidas a pesar de tener una importante exposición a los países emergentes.
La caída de la banca
Por contra, son los dos gigantes bancarios los que sufren la mayor escabechina. "El camino para un desenlace favorable para el sector es cada vez más estrecho, pero que acabe en una crisis del estilo de la de Argentina todavía no es inevitable. Las respuestas políticas en los próximos días serán cruciales y es probable que la industria siga bajo presión esperando por mayor claridad", inciden en Jefferies.
El valor bursátil del BBVA se ha contraído en más de 3.900 millones de euros desde el 6 de julio tras sufrir un desplome de más del 9% en el parqué. Según los datos de FactSet, el 53,8% de la cifra de negocio de la entidad presidida por Francisco González procede de estos países.
Su participación del 49,85% en el banco turco Garanti ha sido el detonante de su desplome en bolsa, toda vez que este aportó un 12% del beneficio en el primer semestre de este ejercicio. Desde 2010 el banco ha desembolsado en torno a 7.000 millones de euros para construir su participación, cuyo valor bursátil ahora se queda en 1.762 millones de euros, un 75% menos de lo desembolsado. Este descenso se explica por la caída de la lira frente al euro y por la debilidad del sector bancario otomano.
Por su parte, Banco Santander ha visto como en solo 6 sesiones se han evaporado 4.200 millones de capitalización tras sufrir un descalabro del 5,6%. La entidad presidida por Ana Patricia Botín obtiene el 45,8% de sus ingresos de mercados emergentes. En su caso la mayor exposición procede de Brasil, donde esperan unas elecciones presidenciales en el mes de octubre y donde obtiene el 29,5% de su cifra de negocio, siempre según datos de FactSet.
"Más allá de aquellas entidades expuestas a Turquía de manera directa, otros bancos con una exposición sustancial a países emergentes -como Santander, que lo está haciendo peor que el sector- pueden afrontar vientos en contra ante un posible contagio", inciden en el equipo de análisis de Jefferies.
Fuera del sector bancario, ArcelorMittal es la compañía que más valor bursátil ha perdido durante las últimas sesiones. La multinacional -con un 30% de sus ingresos procedentes de emergentes- se ha dejado un 5,5% y han desaparecido 1.104 millones de su capitalización en medio del miedo a una escalada en la guerra comercial. A la acerera le sigue Telefónica que, tras un retroceso del 2,4%, ha visto como su valor bursátil menguaba en 940 millones de euros. El 39,2% de su cifra de negocio procede de estos países, según los datos recopilados por FactSet.