
Hace apenas seis meses no había semana en la que gestora extranjera no propusiera una entrevista con su gestor estrella de renta fija emergente. Al fin y al cabo, en un contexto de tipos bajos y rentabilidades de los bonos tendiendo al 0% en Occidente, este tipo de activos se convertía en el único que podía permitir al clásico inversor de renta fija obtener cupones que superaran a una inflación que ya por entonces iba en aumento.
Pero ahora esos inversores que a comienzos de años veían cómo los valores liquidativos de sus fondos no hacían otra cosa que crecer se han visto obligados a enfrentarse a abultadas pérdidas -hay fondos que incluso han retrocedido más de un 20% desde que el dólar cambió su tendencia- ante el estallido de una tormenta perfecta como la que se ha producido en el último mes y medio: dólar al alza, tipos de EEUU en constante aumento aupados -esta vez sí- por una inflación creciente y dudas sobre el crecimiento económico de algunas economías emergentes con Argentina, Brasil y Turquía a la cabeza. Y como demuestran los datos que ha publicado el Instituto de Finanzas Internacionales, muchos de esos inversores han optado por recoger beneficios, si es que aún los tenían, ya que solo en mayo los fondos emergentes sufrieron salidas por valor de 6.300 millones de dólares, de los que el 75% vinieron de los productos de renta fija.
De hecho, el sentimiento hacia este tipo de activos es ya tan negativo que el hecho de que se produzca una crisis de deuda emergente o europea ha entrado en el tercer puesto de la lista de los grandes riesgos a los que se enfrentan los gestores, según la encuesta de junio de Bank of America- Merrill Lynch.
Además, BlackRock, la mayor gestora del mundo, ha reducido su expectativa de rentabilidad para este tipo de activos a medio plazo: si en febrero creía que darían rentabilidades anualizadas los próximos cinco años del 2,7% a los inversores europeos, ahora considera que será del 2,4%.
El por qué el alza del dólar es perjudicial para los emergentes lo explican desde ActivoTrade. "Normalmente la inversión extranjera llega en dólares a los mercados emergentes, buscando un rendimiento más alto, pero cuando los tipos de interés en Estados Unidos empiezan a subir, el dólar se fortalece debido al interés más alto que está pagando y los inversores regresan con su capital hacia el billete verde y hacia los activos estadounidenses de renta fija". Más teniendo en cuenta que el bono estadounidense en niveles del 3% empieza a ser atractivo para el inversor estadounidense.
Sin embargo, hay expertos que defienden que un billete verde recuperando parte del terreno perdido no debería impactar tan negativamente ya en los bonos emergentes, o al menos no en todos. "El gran reto para los inversores es que pueden quedarse desactualizados. La exposición al dólar de muchas economías emergentes es ahora mucho más reducida que entonces ya que gran parte de la deuda pública que se ha emitido, se ha hecho en divisa local. Está claro que genera problemas en algunas economías, incluidas Argentina, Turquía, Rusia o Brasil, pero son riesgos específicos de estos países", afirman desde la gestora Legg Mason. De hecho, la fuerte exposición de la deuda emergente a divisa extranjera es uno de los cinco mitos que circulan sobre la deuda emergente que no son del todo ciertos, según un reciente dossier publicado por la gestora Jupiter. "El 83% de los 16,5 billones que totaliza el mercado de deuda emergente está denominado en monedas nacionales. Además, la deuda externa expresada como porcentaje de la renta nacional bruta ha descendido desde el entorno del 40% de finales de la década de los 90 hasta aproximadamente un 25% en la actualidad", apuntan desde la gestora.
Tampoco es del todo cierto, según apuntan desde Jupiter, que en contextos de alzas de tipos en EEUU la renta fija emergente se comporte negativamente. "Ciertamente sufrió pérdidas de dos dígitos durante el ciclo de subidas de tipos de 1994 y 1995 y también con el famoso taper tantrum en 2013, pero también se ha anotado ganancias de dos dígitos en los periodos de subidas de tipos de 1999-2000 y 2004-2006 debido a sus sólidos fundamentales", afirman en la gestora.
Opciones hay, pero no es un activo para todos los públicos
¿Cómo están ahora esos fundamentales? Siguen siendo positivos ya que se prevén crecimientos sólidos y sus economías están más saneadas que en el pasado. De ahí que, de momento, sean más los gestores que siguen recomendando incluir estos activos en cartera, sobre todo en un contexto de rentabilidades bajas en Occidente y con la expectativa de que el dólar pueda ceder parte del terreno conquistado, aunque inciden en que hay que ser muy selectivos. El problema es que el mercado rara vez hace esa discriminación entre los países endeudados en dólares y los que tienen más deuda en sus divisas locales y muchos inversores tampoco son capaces de hacer esa discriminación a la hora de invertir. "Conocer el activo es fundamental porque hay muchas variables por lo que si no se cuenta con un buen asesoramiento, es mejor que no se arriesgue", afirma Ignacio Perea, director de inversiones de Tressis. Al fin y al cabo no se trata solo de ser selectivo con los países sino también con las duraciones y con la exposición a divisas. "El particular tiene que ver a la renta fija emergente como un activo de riesgo, no como una alternativa a la renta fija", apunta Fernando Luque, editor en España de Morningstar. Es decir, puede que siga siendo una opción para el inversor moderado o arriesgado, al menos mientras no se revierta la tendencia bajista del dólar, pero los inversores conservadores deben mantenerse fuera.