
El proyecto conocido como la nueva Ruta de la seda china va tomando forma a espaldas del mundo occidental desde que fuera aprobado por el Gobierno de Xi Jinping en el año 2013. El secretismo con el que opera el régimen de Pekín hace que pasen desapercibidos en Occidente los logros que está cumpliendo a gran velocidad dentro de su programa conocido bajo el acrónimo OBOR (One Belt, One Road; en castellano, Un Cinturón, Una Carretera) con el que pretende expandir su influencia a través de cuatro continentes -Asia, Oceanía (solo la parte sur del archipiélago de Indonesia), Europa (a través de los puertos de Atenas, Venecia y Róterdam) y África. Lo hará por vía terrestre, por medio de la construcción de carreteras y líneas de ferrocarril, y por vía marítima, a través de la creación de nuevas rutas de comunicación y nuevos oleoductos y gasoductos para crear y mejorar las relaciones comerciales con los 68 países que, en principio, involucrará la iniciativa. Las cifras que manejan las autoridades chinas es que el desarrollo de la nueva Ruta de la Seda conectará a 4.400 millones de personas -en su mayoría en China e India-, lo que representa el 63% de la población mundial y que generan un tercio de la economía mundial.
"Esta iniciativa persigue una serie de objetivos como son facilitar la eliminación de las barreras comerciales entre países y aumentar los flujos de intercambio de petróleo, gas y otras materias primas con China, además de modernizar las infraestructuras logísticas y energéticas. Otro objetivo implícito es compensar la debilidad estructural de la economía china generando más demanda en el extranjero (de sus productos), para mantener el ritmo de crecimiento de su economía al tiempo que expandir su moneda, el yuan, como base para los intercambios comerciales", apuntan desde Fitch Solutions, un think tank dependiente de la agencia de calificación estadounidense. Las últimas proyecciones de julio elaboradas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntan a una ralentización en el crecimiento de la economía china este año, que caerá hasta el 6,6% -frente al 6,9% de 2017- y bajará del 6% a partir del año 2021.
Desde Kraneshares, una gestora especializada en fondos cotizados (ETF), destacan cómo "China ha cerrado acuerdos de cooperación con 68 países y organizaciones internacionales que representan el 62,3% de la población mundial, y un 30% del PIB mundial". Según ellos, esta iniciativa podría generar "más de 6 billones de dólares de inversión durante los próximos años", y también "se posiciona para reconfigurar el comercio global".
El arranque del proyecto de China está coincidiendo ahora con el auge de las medidas proteccionistas entre las grandes potencias mundiales, como Reino Unido y Estados Unidos, algo que puede dar un valor añadido al proyecto. "Considerando la política proteccionista llevada a cabo por Donald Trump, los vaivenes de la economía japonesa o el mismo Brexit en Reino Unido, China está llevando a cabo una de las estrategias comerciales más estables a nivel mundial", asegura Douglas Morton, responsable de análisis en Asia para Northern Trust Capital Markets, en declaraciones a la CNBC.
La opción más viable para un inversor español que quiera tener exposición a las firmas que saldrán beneficiadas del macroproyecto es o a través de fondos centrados en China -en cuyas carteras contarán con grandes firmas asiáticas que están en todas las quinielas para asumir la expansión comercial china- o bien mediante la compra directa de acciones de clase A chinas que cotizan en la Bolsa de Shanghái o en la de Hong Kong. El único bróker que ofrece esta posibilidad en España es Renta 4, aunque solo se puede contratar de manera telefónica.
En los últimos tiempos distintas gestoras han lanzado fondos de inversión temáticos para invertir en la nueva Ruta de la Seda del siglo XXI, según la recopilación que elabora Morningstar, aunque ninguno de ellos puede adquirirse en España. Uno de ellos es el Invesco Belt and Road Bond, que se comercializa en dólares -americanos y hongkoneses- e invierte en bonos de empresas y gobiernos expuestos a la iniciativa. Otro ejemplo es el índice CSI One Belt & One Road Index, un selectivo elaborado por el gestor de bolsa China Securities Index, que recoge compañías relacionadas con los 5 sectores más sensibles al proyecto de China. Según la compañía, estos son los de construcción de infraestructuras, tráfico y transporte, fabricación de equipos, comunicación y energía eléctrica y desarrollo de recursos.
Compañías beneficiadas
El ambicioso proyecto comercial de China es una tesis de inversión a futuro, pero hay que considerar algunos matices importantes a la hora de invertir en la Ruta de la Seda. Anthony Wong, responsable de las carteras de China en Allianz Global Investors, explicaba a elEconomista a principios de junio que "desde la perspectiva de un inversor en valores chinos, el proyecto One Belt & One Road puede no ser un tema tan clave a tener en cuenta", ya que, según explica el gestor, "el modelo es el siguiente: China colaborará con algunos países que participen en la ruta, y ayudará a construir las infraestructuras necesarias. Durante el proceso, muchas de las firmas de construcción e ingeniería de China pueden colaborar, y también los bancos chinos. El problema es que una gran parte de estos proyectos se van a subsidiar, y por eso, en algunos casos no considero que sea positivo para los negocios chinos que participen", algo que se ha de tener en cuenta a la hora de invertir. "Eso sí," continúa, "los países del sudeste asiático, y de otras zonas del mundo, que vayan a participar en el proyecto van a recibir muchos beneficios del plan. Van a tener financiación barata y sus proyectos de infraestructuras van a ser construidos por empresas chinas", destaca.
Javier Santacruz, economista e investigador de la Universidad de Essex, coincide con el gestor en que las firmas más importantes ahora para invertir "no son las grandes empresas", y destaca cómo "son las subsidiarias de estas grandes firmas en las que hay que fijarse". Según Santacruz, "en el mercado chino ahora mismo hay un buen grupo de empresas que son subsidiarias de grandes compañías y que se van a beneficiar en gran medida del proyecto, como son las constructuras de vías ferroviarias, de locomotoras... Se trata de grupos que, o bien han perfeccionado una tecnología occidental, o han desarrollado la suya propia, o están quedándose en régimen de monopolio en alguno de los segmentos de la Ruta de la Seda", señala el experto, quien destaca también que "más a largo plazo las firmas grandes de China se van a beneficiar mucho del proyecto, pero como una buena parte son públicas, y otras privadas son muy cercanas al poder político, invertir en ellas supone asumir un riesgo político importante".
Teniendo esto en consideración, la realidad es que, de las diez principales compañías del índice CSI One Belt & One Road, nueve tienen recomendación de compra según el consenso de mercado que recoge FactSet, y solo una, China Shipbuilding Industry, tiene recomendación de venta. El crecimiento estimado de los beneficios de estas empresas, desde 2017 hasta 2020, es del 30% en el peor de los casos -el que se espera para China State Construction Engineering-, mientras que el más alto es el que se prevé para China Shipbuilding, del 280% en este periodo.
Cuidado con el índice de MSCI
Otra firma que ha decidido agrupar en un índice las empresas que tendrán exposición al proyecto de la Ruta de la Seda de China es MSCI. La compañía ha elaborado el MSCI Global China Infraestructure Exposure Index, un selectivo que, según explica la entidad, "está diseñado para representar el comportamiento de compañías listadas en bolsa en mercados desarrollados, emergentes y fronterizos, con una alta exposición al desarrollo chino de infraestructuras, dentro de un grupo de industrias que son relevantes para lo que se ha denominado el programa One Belt One Road, y la estrategia de desarrollo que está promoviendo China".
Sin embargo, el inversor debe tener cautela, ya que a través de este índice podría estar ganando exposición a otros países o sectores, que no tendrían mucho que ver con el proyecto de China. Desde Allianz Global Investors, Kunal Ghosh, gestor de renta variable de mercados emergentes, explica que "nuestra visión del proyecto de China es muy diferente a la que tiene MSCI. Singapur no será un gran beneficiado del proyecto, y sin embargo pondera casi un 10% de su índice. Muchas de las empresas más grandes del selectivo parece que se han incluido por su tamaño y liquidez, y no tanto por su relación con el desarrollo del programa. Por ejemplo, uno de los valores más ponderados, Hindalco, es una firma de aluminio listada en India, y tiene la mayor parte de sus operaciones en Norteamérica". El experto concluye destacando que "si los inversores quieren exposición a la Ruta de la Seda, recomendamos un enfoque más fuerte a países y compañías más relacionadas con este proyecto. Una inversión activa estará mejor posicionada para elegir empresas, teniendo en cuenta los riesgos y oportunidades que surgen por el proyecto".