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El alza en el crudo pegará un mordisco en las carteras del consumidor de EEUU

  • El aumento en un dólar del galón de gasolina equivale a una subida de impuestos por valor de 100.000 millones de dólares

La semana pasada los precios del crudo lograban superar niveles no vistos desde 2014. Por aquel entonces, el West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, llegó a cambiarse en los 105,79 dólares por barril antes de comenzar un salto al vacío que culminó en en febrero de 2016, cuando el barril cayó hasta los 30,60 dólares.

Durante los últimos dos años, el oro negro ha emprendido una recuperación con altibajos impulsada, entre otros factores, por los recortes implementados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que han contribuido al ajuste entre la oferta y la demanda global. Sin embargo, con el WTI superando los 70 dólares y el Brent, de referencia en Europa, llegando a sobrepasar los 80 dólares, esta tendencia, de continuar, puede suponer un arma de doble filo para el bolsillo de los consumidores estadounidenses.

Desde 1971, las seis recesiones experimentadas por la economía a este lado del Atlántico han estado precedidas por una subida en los precios del petróleo. Obviamente esta característica no es necesariamente el único elemento que ha jugado un papel durante dichas contracciones de la activadas pero el aumento del coste del crudo se traduce en una mayor factura en gasolina para las familias estadounidenses, agudizando otras condiciones macro. "A corto plazo, el aumento de los precios de la energía actúan como un impuesto a los consumidores estadounidenses", señala Joseph Lavorgna, economista jefe de Natixis.

Según sus cálculos, cada centavo al alza en los precios de la gasolina suele traducirse en un aumento anual de 1.000 millones de dólares en el gasto energético. Teniendo en cuenta estos números, podemos decir que un aumento de un dólar por galón (3,7 litros) en el coste a la hora de llenar el depósito tendría el efecto de una subida de impuesto equivalente a 100.000 millones de dólares. "De momento, los precios siguen siendo relativamente bajos, pero la historia sugiere que debemos prestar atención a los acontecimientos actuales por lo que pueda ocurrir", recomienda Lavorgna.

El precio medio de la gasolina en EEUU ha aumentado alrededor de 10 centavos el galón en las últimas dos semanas, alcanzando así los 3 dólares por galón. De esta forma, el coste para llenar el depósito ha subido 41 centavos en los últimos tres meses.

Es importante tener en cuenta que el consumo en EEUU representa aproximadamente el 70% del PIB, por lo que cualquier factor que suponga un alza en el precio de la energía implica que los estadounidenses contarán con menos fondos para el gasto discrecional. De momento, las ventas minoristas en el país subieron modestamente en abril debido a que los crecientes precios de la gasolina pesaron en el gasto. El Departamento de Comercio indicó el martes pasado que las ventas minoristas subieron 0,3% el mes pasado.

Pese a que los estadounidenses gozan del impulso instigado por la reforma tributaria aprobada el 22 de diciembre, que incluyó un recorte de impuestos temporal sobre la renta, el endurecimiento de las condiciones financieras a través de las subidas de tipos que implanta gradualmente la Reserva Federal y ahora el aumento en los precios de la gasolina amenazan con limitar el impacto de un estímulo fiscal que llega en un momento tardío para el ciclo económico en curso.

"En términos de efectos económicos, el aumento en los costes de la energía afectará a los ingresos de los hogares dejando menos para gastar en otros bienes y servicios", reconoce

Keith Wade, economista jefe de Schroders. Aún así, Wade estima que parte de estas consecuencias se verán compensadas por un mayor gasto por parte los productores de petróleo y las empresas vinculadas a la industria energético. De todas formas, el efecto neto supondrá un lastre para el gasto y el crecimiento global. "Esto podría ser un problema particular para EEUU, la economía más grande del mundo, donde el coste de vida ya ha aumentado", añade.

Precisamente, los tipos de interés hipotecarios tocaron la semana pasada su mayor nivel en los últimos siete años y de acuerdo a la la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios cada encarecimiento de un punto porcentual en los intereses de un crédito hipotecario suele reducir la venta de casas entre un 7% y un 8%.

En estos momentos, la Reserva Federal ha telegrafiado al mercado al menos tres subidas de tipos este año, con la primera implementada en marzo y la próxima prevista para el próximo mes. La siguiente vuelta de tuerca al precio del dinero seguramente llegará en septiembre. Hasta la semana pasada la posibilidad de implementar una cuarta subida de tipos en diciembre era minoritaria sin embargo por primera vez la semana pasada más de 50% del mercado descontó esta posibilidad.

Para Andrew Hollenshorst, economista de Citi, el aumento de 15 dólares por barril en los precios del Brent en los últimos tres meses podría traducirse en un aumento de alrededor de 30 centavos en los precios de la gasolina. Sus estimaciones proyectan que esta situación puede borrar 0,2 puntos porcentuales al crecimiento del PIB estadounidense. "Dado el aumento en los precios del petróleo, el aumento de 0,2 puntos porcentuales del PIB derivado del aumento de la inversión tras la reforma fiscal debería contrarrestar aproximadamente la caída en el consumo", explica.

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