Bolsa, mercados y cotizaciones

Mifid II provoca una fuga de analistas en el 40% de las cotizadas españolas

  • Los brókeres deben ahora valorar un servicio que antes se regalaba
  • El presupuesto para análisis se ha recortado un 20% en 12 meses
Foto: Getty.

Hace apenas dos meses que la Directiva Europea Mifid II entró en vigor en toda Europa y, aunque habrá que esperar un tiempo hasta conocer cómo impacta este aumento de trasparencia en las cuentas de las entidades financieras y en el propio inversor, ya se empiezan a conocer algunos daños colaterales que ha traído la nueva normativa. Se trata del impacto que está teniendo la obligación de que las entidades primero cuantifiquen lo que se gastan en análisis y luego decidan si asumen ese coste ellas o lo trasladan a sus inversores.

Solo en España, en el último año, el 40% de las empresas cotizadas en el IGBM ha visto cómo se reducía el número de analistas que las seguían (muchas están ya huérfanas de análisis) según el consenso que recoge FactSet. Es el caso de compañías como Abengoa, que se ha quedado con el contador a cero; Grifols o Ezentis, donde el número de analistas se ha reducido a la mitad; o Axiare, Abertis, Barón de Ley, Corporación Financiera Alba o DF, donde la caída ha sido del 40%. Y así hasta un total de 49 compañías que ha asistido a una auténtica fuga de analistas en los últimos doce meses (26 cotizan fuera del Ibex 35) y a las que se suman otras 26 que no cuentan con ningún analista que las vigile.

Sin embargo, la bolsa española no es la única que está perdiendo seguimiento. El hecho de que la Directiva Mifid II sea de aplicación en todo el ámbito europeo ha provocado que esta huida de analistas se haya repetido también en las principales plazas europeas. En el Dax alemán o el Cac 40 francés más del 70% de los valores ha perdido seguimiento de analistas en el último año o sencillamente no lo tiene. 

La situación, aunque preocupante, no es sorprendente. Al fin y al cabo desde que se empezara a conocer la letra pequeña de Mifid, hace ya dos años, se han sucedido las declaraciones e informes que apuntaban a esta posibilidad. Uno de ellos fue el que elaboraron Exane BNP Paribas y EY, publicado por Auriga, que apuntaba a que el 72% de inversores institucionales y gestores de activos de Europa y EEUU preveía reducir el número de sus proveedores de research debido a la normativa Mifid II y un 42% era partidario de recortar también sus gastos por este concepto. El tiempo le ha dado la razón, ya que según un estudio publicado por la consultora Greenwich Associates en el mes de enero, los presupuestos de los grandes inversores institucionales europeos para análisis se han reducido en 350 millones de dólares, un 20%, en el último año, lo que ha dejado a muchos valores sin analistas que les sigan. 

Por qué se recorta el análisis

Para entender el porqué de este fuerte recorte de los servicios de análisis es necesario entender una de las claves de Mifid II: los cambios en la política de incentivos de las entidades que ofrecen servicios de inversión, que buscan sobre todo evitar cualquier conflicto de interés que pueda acabar perjudicando al inversor. "Al final, lo que persigue la normativa en cuanto a incentivos es dar más transparencia y evitar que el bróker sufrague los gastos de análisis a cambio de operaciones de intermediación, pero lo que se consigue es que esos brókeres que antes daban ese servicio ahora opten por darlo solo en los valores más grandes que les puedan resultar más rentables", apunta Gloria Hernández, socia de FinReg360.

No en vano, tal como recuerda Javier Domínguez, de Auriga, "el modelo de negocio de los brókeres cambia porque tienen que valorar su servicio de research, que antes regalaban a cambio de las operativas, y ese servicio es muy caro". Tanto que según apuntan desde Bloomberg, Bank of America cobraría entre 6.000 y 80.000 dólares por la cobertura; Barclays, 38.000 dólares; UBS, 40.000 dólares; JP Morgan, 10.000 dólares. Aunque en los últimos meses, estas cifras se están rebajando considerablemente. 

Para las gestoras esto implica un coste anual de 10 puntos básicos sobre el patrimonio (1 millón por cada 1.000 millones de patrimonio) en los productos de renta variable y de 3,5 puntos en renta fija, según un estudio de CFA. Además, las entidades financieras no solo tienen que desglosar estos costes y asignarles presupuesto anual concreto, sino que también tienen que decidir si son ellas las que asumen esos gastos o los siguen repercutiendo a los partícipes de sus fondos como han hecho hasta ahora, aunque con una gran diferencia: el coste será explícito y no estará disfrazado como hasta ahora bajo el amplio concepto de "otros gastos". 

La duda está en si el inversor debe prepararse para operar en un mercado en el que haya cada vez menos analistas y ahí los expertos coinciden en que si bien es previsible que se dejen de contratar análisis externos, también es probable que muchas gestoras refuercen sus equipos de análisis internos. Al fin y al cabo, como explica Enrique Fernández Albarracín, socio de EY, "hay que tener en cuenta que para seguir cobrando retrocesiones se debe demostrar que se da valor añadido y ofrecer análisis es dar valor añadido".

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